El 13 de febrero de 1984, el mundo de la literatura se vio sacudido por la noticia del fallecimiento del novelista, cuentista, poeta y traductor argentino Julio Cortázar a la edad de 69 años en París, Francia.
Cortázar, reconocido por obras emblemáticas como “Bestiario” (1951), “Historias de cronopios y famas” (1962) y la innovadora novela “Rayuela” (1963), se destacó como una figura fundamental del Boom latinoamericano.
Además de su labor creativa, el autor también fue conocido por su extensa correspondencia con colegas, amigos y figuras destacadas de la literatura mundial, dejando un legado también con sus escritos personales.
Te puede interesar: Jon Fosse gana Premio Nobel de Literatura 2023
El funeral de Julio Cortázar, celebrado el 14 de febrero de 1984 en el Cementerio de Montparnasse, atrajo a casi 300 personas, incluyendo amantes de la literatura, admiradores y amigos del escritor.
Los restos de Cortázar reposan junto a los de su último amor, Carol Dunlop, quien falleció en 1982.
Años antes de su fallecimiento, Cortázar dejó plasmada su visión sobre el acto de morir en su cuento “Conducta en los velorios”, reflejando su profunda comprensión de la naturaleza humana y la complejidad de las emociones ligadas a la pérdida:
“Nos basta ver las manos cruzadas del difunto para que el llanto nos arrase de golpe, nos obligue a taparnos la cara avergonzados, y somos cinco hombres que lloran de verdad en el velorio, mientras los deudos juntan desesperadamente el aliento para igualarnos, sintiendo que cueste lo que cueste deben demostrar que el velorio es el de ellos, que solamente ellos tienen derecho a llorar así en esa casa”.