La espera terminó y este 5 de noviembre, Estados Unidos decidirá en las urnas quién liderará el país durante los próximos cuatro años.
La contienda se centra entre Kamala Harris, vicepresidenta y candidata del Partido Demócrata, y Donald Trump, expresidente que representa al Partido Republicano.
Las elecciones de este año no sólo se destacan por la envergadura de los candidatos, quienes simbolizan las posturas polarizadas y contrastantes características del panorama político estadounidense, sino también por el alto nivel de participación anticipada.
Según reportes, casi 60 millones de ciudadanos emitieron su voto de manera anticipada, tanto por correo como en centros de votación habilitados para tal fin.
Se trata de una cifra que refleja una creciente tendencia en la que los estadounidenses optan por votar antes del día oficial de elecciones, algo impulsado por la experiencia de comicios anteriores y la conveniencia que ofrecen estas modalidades.
Perfiles distintos
Kamala Harris, quien ya ha hecho historia al ser la primera mujer y la primera persona de ascendencia afroamericana y asiática en ocupar la vicepresidencia, busca llevar adelante una agenda de políticas progresistas en temas como el cambio climático, la justicia social y la igualdad de género.
Sus simpatizantes destacan su capacidad de liderazgo y su enfoque inclusivo, mientras que sus detractores critican su gestión en áreas de seguridad fronteriza y ciertos aspectos de la economía.
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Por otro lado, Donald Trump regresa con una propuesta centrada en la seguridad nacional, la revitalización económica y una política migratoria estricta.
Tras un primer mandato que dividió opiniones, sus seguidores resaltan su enfoque “América Primero” y su promesa de devolver a Estados Unidos a una posición de preeminencia global.
Sin embargo, sus críticos temen un posible retorno a un estilo de gobernar caracterizado por la confrontación y el manejo controvertido de situaciones internacionales y nacionales.
Este enfrentamiento ha renovado el interés de los votantes jóvenes y de las minorías, quienes han sido un punto focal de ambas campañas.
Los demócratas han impulsado la narrativa de unidad y progreso, mientras que los republicanos han enfatizado el orden y la protección de los valores tradicionales.
Las encuestas sugieren una carrera reñida, lo que subraya la importancia de cada voto y la posible influencia del voto anticipado y por correo.
A medida que la jornada electoral avanza, el mundo observa con atención, ya que el resultado definirá no sólo el rumbo de la política interna estadounidense, sino también su papel en el escenario global.
Estados Unidos se enfrenta a una elección crítica que podría marcar un nuevo capítulo en su historia política, entre la continuidad de políticas liberales o un regreso a un enfoque más conservador.