La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) atraviesa un periodo de dificultades para reclutar informantes y espías en el extranjero, según revelaron funcionarios en servicio y retirados citados por el diario The Washington Post.

El número de nuevos agentes reclutados ha disminuido drásticamente desde 2019, con una caída de dos dígitos atribuida en parte a las restricciones impuestas por la pandemia de Covid-19, que obstaculizaron reuniones presenciales y limitaron las operaciones de campo.

Además del impacto de la emergencia sanitaria, la CIA enfrenta nuevos retos técnicos. La expansión global de cámaras de vigilancia y los avances en reconocimiento facial han vuelto más complejo el manejo discreto de redes de espías.

Aunque los métodos digitales como la interceptación de comunicaciones siguen siendo útiles, los especialistas insisten en que la inteligencia humana continúa siendo insustituible para la efectividad de las operaciones encubiertas.

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En respuesta a esta crisis, la Agencia ha lanzado una nueva estrategia de reclutamiento que incluye materiales audiovisuales de alta calidad dirigidos a públicos específicos, como los ciudadanos rusos y chinos.

Estas iniciativas, según funcionarios estadounidenses, han empezado a mostrar resultados positivos. John Ratcliffe, director de la CIA, ha declarado que revertir esta tendencia es una prioridad institucional.

Pese a estos esfuerzos, algunos exfuncionarios señalan que la erosión de la inteligencia humana también responde a factores internos, como la burocracia y la austeridad promovida durante el mandato del presidente Donald Trump.

Esta última, advierten, podría reducir aún más la presencia global de la Agencia, lo que comprometería su capacidad de brindar al mandatario una ventaja estratégica ante amenazas extranjeras.