La clase media, emblema de Argentina, se hunde bajo el peso de la inflación y los ajustes. Desde diciembre, cuando asumió el presidente Javier Milei, a febrero, la inflación acumulada superó el 70 %.
Aunque la inflación en Argentina precede a Milei, la situación se agudizó desde que el presidente recortó subsidios al transporte, combustible y tarifas de servicios, y eliminó regulaciones que ponían límites a contratos de alquileres y precios de la salud privada.
Los salarios perdieron una quinta parte de su poder adquisitivo (18 %), en su peor caída desde hace 21 años, según el índice oficial RIPTE, y la pobreza alcanzó casi a 6 de cada 10 argentinos.
Esto se sumó al golpe inflacionario causado por una devaluación de 50 %, a pocos días de tomar el poder.
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Ezequiel Adamovsky, historiador especializado en el tema, explica que la clase media argentina se encoge desde hace 50 años, hasta perder las bases que una vez hicieron próspero al país.
Actualmente, la clase media “no es una clase homogénea”, sino más bien “una colección de fragmentos, como los restos de un naufragio”, añadió.
Esta transformación no es solo cuantitativa sino también ideológica. Ahora, gastos públicos en salud y educación, así como los subsidios a la cultura y a la investigación, son “atacados y culpabilizados como los males del país”, según Adamovsky.