El año 2024 batió récords de temperatura a nivel mundial, confirmándose como el año más caluroso desde que se tienen registros y el primero en superar los 1.5 °C de calentamiento por encima de los niveles preindustriales, según un informe del Servicio de Cambio Climático Copérnico (C3S).
En ese contexto, la pregunta es: ¿qué papel juega la acción humana en ese calentamiento?
Diversas organizaciones, incluyendo la NASA y el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), han investigado a fondo esta cuestión.
Sus estudios concluyen que, si bien el clima de la Tierra ha variado naturalmente a lo largo de su historia, el ritmo actual de calentamiento es sin precedentes en los últimos 10 mil años y está directamente vinculado a la actividad humana.
“Desde el comienzo de las evaluaciones científicas sistemáticas en la década de 1970, la influencia de la actividad humana en el calentamiento del sistema climático ha pasado de ser una teoría a un hecho establecido”, asevera el IPCC.
A pocos días de celebrarse el Día de la Tierra (22 de abril), National Geographic recopiló datos que demuestran la conexión. La NASA, por ejemplo, basa su conclusión en nueve pruebas clave:
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Aumento general de la temperatura del planeta: Concentrado principalmente en los últimos 40 años.
Calentamiento del océano: Que ha absorbido gran parte del exceso de calor, incrementando su temperatura.
Disminución de las capas de hielo: Groenlandia y la Antártida han perdido masa significativamente.
Retroceso de los glaciares: En múltiples regiones del mundo.
Disminución de la capa de nieve: En el hemisferio norte.
Aumento del nivel del mar: Acelerado en las últimas dos décadas.
Desaparición del hielo marino del Ártico: Tanto en extensión como en grosor.
Aumento de fenómenos meteorológicos extremos: Olas de calor, lluvias torrenciales, sequías y tornados, entre otros.
Acidificación de los océanos: Un aumento del 30 % desde la Revolución Industrial, debido a la absorción de CO2.
La NASA y el IPCC analizan datos provenientes de fuentes naturales como núcleos de hielo, rocas y anillos de árboles, combinados con lecturas de satélites, demostrando que el ritmo de cambio desde mediados del siglo XX no tiene precedentes.
Si bien la Tierra ha experimentado fluctuaciones climáticas a lo largo de milenios, el calentamiento actual es diez veces más rápido que el promedio posterior a una Edad de Hielo, con un aumento de dióxido de carbono 250 veces superior al de fuentes naturales.