A Santiago Silva Hernández le gusta que los niños piensen. Originario de Ihuatzio, Michoacán, relata que desde pequeño aprendió a ser artesano de juguetes autóctonos gracias a su abuelo, quien siempre lo llevó a ferias y palenques para vender los productos.
Cuando elabora un juguete, detalla que lo busca es que tengan dificultad y con eso incentive a que los niños pongan a trabajar su mente para que desarrollen habilidades que en el futuro les servirán.
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Aunque el reto de preservar los juegos autóctonos ha sido complejo y más con los daños colaterales de la pandemia, el artesano michoacano señala que se mantienen en resistencia para que la tradición no se pierda.
“Es difícil porque la gente ya casi no quiere comprar los juguetes, como está la tecnología, las computadoras y las tabletas, entonces ya no les llama la atención, pero afortunadamente existen gentes pensadoras que entienden que se trata de juegos con dificultad”.
Santiago Silva expuso que la manera que ha encontrado de comercializar los productos es a través de las ferias que se realizan en distintos puntos de Michoacán, pero a la par, añadió que todo el tiempo está ideando nuevos juguetes que puedan resultar atractivos a los niños.