Después de ser filmada con pocos recursos y siendo prohibida en varios países, Ed Neal tenía sus dudas sobre si La Masacre de Texas tendría éxito. Sin embargo, su interpretación como “Hitchhiker”, el hermano del brutal Leatherface, se convirtió en un icono del cine de terror que sigue siendo tema de conversación cincuenta años después.
La película independiente fue pionera en el subgénero de películas de terror conocido como “slasher”, donde un psicópata, normalmente con el rostro cubierto, va asesinando uno a uno a jóvenes desprevenidos o que están disfrutando de la vida.
En el caso de “Leatherface”, un personaje de 1,95 metros de altura, armado con una sierra eléctrica y un martillo, llevó a cabo estas escalofriantes acciones.
Aunque personajes como Michael Myers en “Halloween” (1978) o Jason en “Viernes 13” (1980) también usan máscaras, Leatherface fue el primero en hacerlo.
Ed Neal, ahora con 79 años, desempeñó el papel de “Hitchhiker”, un individuo perturbado que pide un aventón a los futuros asesinados en la camioneta, previendo la masacre que su hermano enmascarado llevaría a cabo.
La historia, dirigida por Tobe Hooper, se desarrolla en una casa apartada en los campos de Texas, donde Kirk, Pam, Jerry, Franklin y Sally caen en manos de Leatherface y su familia, que venden la carne humana como embutidos y barbacoa. Solo Sally (interpretada por Marilyn Burns) logra escapar.
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El tema que más aterra es pensar que algo así podría ocurrir en la realidad. Objetos como huesos de animales, plumas e incluso un esqueleto humano fueron utilizados de forma auténtica en la película.
Chase Andersen, quien ejerce como director de operaciones en Exurbia Films, empresa titular de la franquicia, recuerda que en aquel entonces no se contaba con los lujos ni recursos de utilería disponibles en la actualidad.
Durante el rodaje, Gunnar Hansen, el actor que interpretó a Leatherface, debió permanecer vestido con el mismo disfraz a lo largo de toda la filmación, lo que resultó en un olor desagradable al final del proceso.
Los actores llevaron las mismas vestimentas durante semanas, generando sudor real en las escenas filmadas. Chase destaca la influencia del calor y la humedad propios de Texas, los cuales se convierten en elementos distintivos de la película, así como los paisajes rurales que contribuyen a la atmósfera única de la obra.
A pesar de la violencia del filme, no se presentan desmembramientos explícitos ni excesiva cantidad de sangre en la película.
La cinta ha sido reconocida en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, principalmente debido a la insinuación de la violencia presente en la trama.
En su momento, la película fue censurada en países como Francia durante diez años, así como en Italia y Suecia, pero a 50 años de su lanzamiento, está consolidada como un referente absoluto para el cine de terror.