La oscura dinastía García Harfuch
evangelio | 27 septiembre, 2023

Con más de 80 años de influencia sobre los gobiernos de México, la dinastía de los García Harfuch se mantiene como una de las familias de mayor arraigo sobre la política mexicana.

Su participación política se remonta desde la fundación del PRI, hasta la matanza del 68, la guerra sucia de los setenta y las políticas de seguridad del calderonismo-peñismo.

Luego de que Omar Hamid García Harfuch se registró como aspirante a candidato por la jefatura de la Ciudad de México, el oscuro pasado de la estirpe salió a flote.

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Fuentes de diferentes trincheras políticas revelan que la familia de García Harfuch ha gozado de las mieles de la función pública con puestos para más de 222 integrantes o allegados de la misma.

El origen

El origen de la dinastía Harfuch es vasto. En 1895 nació el patriarca Marcelino García Barragán, abuelo paterno de García Harfuch. La influencia del jaliscience llegó al grado de que más de 100 años después, el municipio de Cuautitlán lleva el apellido de la dinastía.

García Barragán se enroló en el Ejército durante la Revolución Mexicana y comenzó su vida política para 1938 como delegado de la asamblea del PNR, posteriormente PRM y actualmente PRI.

Para 1943 se erigió como gobernador de Jalisco y el creciente influyentismo de la familia García llegó a su grado más alto a nivel nacional.

García Barragán también formó parte de la Defensa Nacional de Gustavo Díaz Ordaz, en la cual se produjo la matanza contra estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas, en 1968.

El siguiente en la línea sanguínea fue Javier García Paniagua, quien llegó a ser tan cercano a la cúpula del priismo posterior a la década de los sesenta que estuvo a punto de ser presidente de la República por la confianza que le depositó José López Portillo.

García Paniagua fue pieza clave de López Portillo y gobiernos venideros al ser cabeza de la dirección Federal de Seguridad de la Secretaría de Gobernación. Se destacó su oscura participación en la guerra sucia, episodio de la historia de México que dejó desaparecidos, casos de tortura y una cruenta persecución a los grupos de guerrilleros.

Para el caso de Omar García Harfuch, su escalada al interior del gobierno morenista de Claudia Sheinbaum fue incluso calificado como “inesperado”.

Al inicio de la gestión del presidente López Obrador, García Harfuch fue considerado como persona no grata para el proyecto de la Cuarta Transformación.

Harfuch, al frente de la Secretaría de Seguridad Pública en la Ciudad de México.

La animadversión hacia Harfuch data de 2018, cuando fue presionado por el fiscal Alejandro Gertz Mañero para separarse de su cargo como comisionado de la Agencia de Investigación Criminal que desempeñó desde 2016, por nombramiento de Enrique Peña Nieto. En ese contexto incluso se le vinculó con Tomás Zerón de Lucio y Jesús Murillo Karam.

No obstante, el pasado calderonista de García Harfuch se mantuvo durante los primeros años de la Cuarta Transformación como el principal lastre para su carrera política. Fungió como miembro de la PFP y fue subordinado de Genaro García Luna.

El gris pasado de Harfuch

Entre otro de los muchos escándalos por los que fue señalado, resalta que estuvo asignado a la seguridad de Guerrero cuando ocurrió la fatídica noche de Iguala, en la que desaparecieron 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa.

Ayotzinapa

El primer acercamiento de Harfuch con la presidencia de la República y posteriormente con el gobierno de la CDMX fue a través de Julio Scherer Ibarra, quien ya fungía como asesor y parte del primer círculo del presidente López Obrador.

En 2019, Claudia Sheinbaum nombró a García Harfuch como director de la Policía de Investigación Capitalina y cuatro meses después ascendió a la titularidad de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).

El auge mediático de la imagen de García Harfuch se catapultó cuando fue víctima de un atentado en la Ciudad de México. El 20 de junio de 2020 fue atacado por el Cártel Jalisco Nueva Generación en un atentado que dejó cuatro muertos y de donde salió con tres heridas de bala.

En este contexto, el exsecretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México hoy busca ser candidato por la jefatura de la capital del país, a través de las siglas de Morena, después de haber servido a García Luna, y tras verse involucrado en crudos episodios del país como el caso Ayotzinapa.

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