En México, la pasta se ha consolidado como un alimento fundamental en la dieta diaria, presente en una multitud de recetas caseras que enriquecen la gastronomía del país.

Según recientes estadísticas, el 99 % de las familias mexicanas compran pasta de forma regular, con una frecuencia promedio de 25 veces al año, lo que equivale a la compra de 11 kilos del versátil alimento.

Las variedades más preferidas por los mexicanos son el espagueti, que representa el 30 % de las ventas, seguido por el fideo con 23 % y el codito con 15 %.

Esos tipos de pasta se han popularizado por su capacidad de adaptarse tanto a platillos tradicionales como a recetas innovadoras; a pesar de que las familias compran, en promedio, ocho tipos de pasta al año, son esas tres variedades las que dominan el mercado.

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El espagueti rojo se destaca como la opción favorita, especialmente en preparaciones que incluyen crema, queso y jamón, lo que evidencia la fusión de sabores entre la pasta y la cocina mexicana.

Ingredientes frescos como jitomate, ajo y hierbas son básicos en su preparación, mientras que en el norte del país se acude más a las salsas preparadas, siendo la salsa de jitomate tradicional la preferida, seguida por las salsas de cuatro quesos, champiñón y boloñesa.

Otro factor que impulsa la popularidad de la pasta en los hogares mexicanos es su rapidez y facilidad de preparación: el 42 % de las familias la elige por ser un platillo fácil y rápido de elaborar, mientras que 21 % la consume por su delicioso sabor.

Aunque su consumo es más frecuente en la comida, muchas familias también la incluyen en la cena.

El consumo de pasta varía según la región: en el Valle de México, la pasta está presente en el 46 % de las comidas, siendo la sopa de fideo la opción más popular; en contraste, en Guadalajara, solo el 17 % de las comidas incluye algún tipo de pasta.

Su versatilidad, sabor y adaptabilidad a todo tipo de preparaciones hacen de este alimento una opción práctica, accesible y deliciosa.