La sed de sangre deleita a Morelia
evangelio | 29 abril, 2024

Mientras en el sur de Morelia el grupo Jeans cantaba canciones melosas llenas de amor y pop, en un rincón marginado del norte de la ciudad sucedía algo más hardcore con luchadores extremos que no le temen a nada.

Por primera vez Zona 23 llegó a la capital michoacana con un cartel que prometía ser ultra violento y no apto para miradas sensibles. Alrededor de las seis de la tarde, el salón Impala comenzaba a llenarse de fanáticos de la lucha libre.

Sin embargo, inspectores del Ayuntamiento llegaron al lugar para tratar de impedirlo. Por unos momentos, el ambiente fue de incertidumbre y rondaba el temor de que la función se tambaleara. Una multa económica y la advertencia de que clausurarían el evento ante cualquier incidente, fueron las condiciones que se fijaron para continuar con el plan.

Desde la primera lucha, se dejó en claro que aquella iba a ser una noche en la que la sangre no faltaría y los paramédicos no tendrían una jornada tranquila. Con una tabla llena de latas cortadas, el luchador moreliano Celestial fue uno de los primeros en recibir un duro castigo sobre su espalda.

Sus sucesores no decepcionaron. En la medida que transcurrían las horas, las luchas se volvían más extremas: lámparas, bats envueltos en púas, palillos de madera, tachuelas, rayadores de queso y una serie de objetos que tenían la misión de hacerle daño al de enfrente.

“¡Lucha extrema, lucha extrema!”, “Pártele su madre”, “Dale con la silla, cabrón”,”¡Chíngalo, chíngalo!”, y otras obscenidades, retumbaban en el salón que estaba hecho un hervidero.

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Cuando Macuarro y Paymon salieron a escena, la velada luchística se intensificó. En cosa de segundos, el rostro de ambos luchadores se llenó de sangre. Con billetes engrapados sobre sus frentes, no dejaban de intercambiar golpes mientras recorrían la arena.

Ante la escena, los paramédicos intervinieron y obligaron a detener la lucha. Totalmente agotados, los luchadores fueron ingresados a la ambulancia mientras el público celebraba el justo empate y los despedía con un aplauso.

La lucha estelar estuvo protagonizada por Cíclope, Cyber Punk, Miedo Extremo y el michoacano Alocer. Y fue justamente al originario de Zacapu al que más le llovieron los vitoreos y las palmas.

Bajo la modalidad “Rancho de Texas”, en la que las cuerdas del ring son rodeadas de alambre de púas, la batalla alcanzó su climax. Con castigos severos, ninguno de los cuatro luchadores se reservó algo de piedad para el contrincante.

Alocer hizo uso de un par de jeringas y sin dudarlo las clavó en los párpados de Ciclope, quien gemía de dolor sobre las cuerdas ante el beneplácito de los insaciables aficionados.

Ciclope tendría su recompensa y, junto a su compañero Miedo Extremo, se llevaron el triunfo. A cada abucheo y mentada de madre que recibían, los luchadores se vanagloriaban y disfrutaban el haberle arrebatado la gloria a Alocer en su propia casa.

Pero el show había terminado. Al final todo fueron abrazos, saludos de unos con otros y fotografías colectivas. Los luchadores de Zona 23 se mostraban satisfechos por lo vivido y lanzaron públicamente su deseo de regresar a esta ciudad morelina que, pese a la violencia real y cotidiana que experimenta, no se siente del todo lista para aceptar algo tan políticamente incorrecto como la lucha extrema.

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