La sombra del Silvanismo se diluye en Michoacán
evangelio | 4 junio, 2024

El Silvanismo y todos sus exponentes fueron erradicados de la vida política del estado de Michoacán tras los comicios del 2 de junio.

El exgobernador perredista; su hermano, Antonio García Conejo (quien buscaba una diputación local); incluso su exsecretario de gobierno, Carlos Herrera Tello, fueron arrasados por los candidatos de Morena.

Los múltiples señalamientos de corrupción, abusos de autoridad y la debacle misma del perredismo nacional, les llevó a la derrota más estrepitosa de un partido de izquierda en Michoacán.

Silvano Aureoles Conejo

Silvano Aureoles Conejo compitió por el distrito 17 Zitácuaro, en donde fue prácticamente devastado por la diputada Maricarmen Bernal, quien obtuvo el 75 % de los votos y dejó a Aureoles Conejo con menos del 20 % de las preferencias.

Sobre el tema, el último gobernador del PRD reconoció que fue uno de los peores resultados obtenidos en su carrera política.

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Antonio García Conejo

Antonio García Conejo, senador y candidato derrotado al distrito 16, es otro ejemplo de los damnificados que dejó el proceso electoral. En ese distrito, el morenista Juan Carlos Barragán Vélez venció con 36 mil votos a García Conejo, quien solo obtuvo poco más de 20 mil registros.

En el caso de Carlos Herrera Tello, exalcalde perredista de Zitácuaro y exsecretario de Gobierno de Silvano Aureoles, la situación no fue distinta; el ahora integrante de Movimiento Ciudadano quedó en el último lugar de la contienda por el Senado de la República.

Herrera Tello fue el menos votado con menos de 200 mil votos, contra los más de 900 mil votos que obtuvo la fórmula de Celeste Ascencio Chávez y Raúl Morón Orozco en la misma competencia.

Carlos Herrera Tello

El destino de los silvanistas y perredistas pareciera estar ligado al del “Sol Azteca”, que actualmente se encuentra en vías de perder el registro como partido nacional al haber obtenido menos del 2.4 % de los votos totales a nivel nacional. El registro exige al menos el 3 %.

Aunado a lo anterior, los perredistas que sobrevivan a la extinción del partido tendrán que sortear un territorio sin un sólo gobernador “amarillo”, solo dos diputados federales, ningún senador y una mayoría calificada de Morena y sus allegados en todos los poderes.

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