La microbiota intestinal, compuesta por bacterias, virus y hongos en el tracto gastrointestinal, refleja nuestro estilo de vida y salud y su equilibrio es esencial para prevenir enfermedades.
La dieta influye en la composición de los tres grupos principales de bacterias que forman ese ecosistema: firmicutes, bacteroidetes y proteobacterias.
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La dieta mediterránea fomenta bacteroidetes y reduce patógenos, mientras que la dieta occidentalizada con alto consumo de calorías, grasas no saludables y azúcares refinados disminuye la diversidad bacteriana.
Consumir fibra, vitaminas y alimentos ricos en compuestos bioactivos promueve una microbiota saludable, mientras que el exceso de azúcares refinados y grasas saturadas puede empobrecerla, afectando la salud y aumentando el riesgo de enfermedades crónicas.