El surgimiento de Amazon se remonta al 5 de julio de 1994, hace ya 30 años; inicialmente fue conocida como Cadabra y luego como Relentless, y fue hasta 1995 que adoptó su nombre actual.

Por medio de una estrategia de expansión, Amazon se ha transformado en un actor destacado en sectores comerciales que antes parecían inalcanzables.

En sus primeros días, la empresa tuvo que tomar decisiones que influirían en su futuro. La más significativa fue la elección de productos para vender en línea y en qué regiones geográficas.

La decisión de introducir de forma innovadora un producto tradicional como los libros resultó ser acertada, ya que permitió probar su modelo de negocio en un entorno incierto pero prometedor en términos de crecimiento.

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Amazon supo reconocer los beneficios de los “efectos de red”: a medida que más personas compraban en su plataforma, esta se volvía más atractiva para clientes actuales y potenciales, lo que a su vez incentivaba a más vendedores a ofrecer sus productos en ella.

En consecuencia, la amplia variedad de productos disponibles en Amazon atrajo a más clientes, generando así un entorno propicio para que más vendedores se unieran a la plataforma. Se estableció un ciclo virtuoso de retroalimentación constante.

Desde el inicio, Bezos se concentró en la financiación de su empresa; de esa manera, encontró la financiación necesaria para lograr el crecimiento que tenía programado para el largo plazo.

Amazon fue de la mano con el desarrollo tecnológico. Fue así como Bezos se dio cuenta de que debía enfocarse en conseguir la mayor cantidad posible de datos que les sirvieran a las empresas que trabajan con él.

Cuando Amazon entró a cotizar en la bolsa, sus acciones debutaron con un precio de 7 centavos de dólar y ahora cotizan en torno de los 200 dólares, un aumento superior al 280,000 % en 27 años.