El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, instó al Congreso a aprobar miles de millones de dólares en nuevos fondos para la compra de bombas y otro equipo bélico para Ucrania e Israel, argumentando que estas acciones benefician significativamente a la economía estadounidense.

Biden señaló que el envío de equipo a Ucrania proviene de los arsenales estadounidenses, y que el dinero aprobado por el Congreso se utiliza para reabastecer las reservas del país con nuevo equipo de defensa fabricado en Estados Unidos.

Un titular del Wall Street Journal informó que las acciones de fabricantes de armas han superado el desempeño del S&P 500 desde el 7 de octubre, lo que resalta el impacto positivo que las acciones de defensa tienen en el mercado financiero.

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El ejecutivo financiero en jefe de General Dynamics (una de las principales empresas de equipo bélico), Jason Aiken, afirmó que la guerra en Ucrania ha elevado la demanda de los productos de la empresa, y que la situación en Israel probablemente aumentará aún más esa demanda.

El investigador senior William D. Hartung del Instituto Quincy en Washington explicó que las principales cinco contratistas militares del país (Lockheed Martin, Raytheon, Boeing, General Dynamics y Northrop Grumman) dependen en gran medida del financiamiento del Pentágono, y que la mayoría de sus ingresos provienen de contratos con el gobierno de Estados Unidos.

Hartung subrayó que estas empresas no son capitalistas en el sentido tradicional, y ofreció el ejemplo de Lockheed Martin, que recibe el 73 % de sus ingresos de ventas a través de contratos con el gobierno.

Según el experto, la dependencia de estas empresas en el financiamiento del gobierno demuestra que las guerras son un buen negocio para las industrias militares, también conocidas como “industria de defensa”.