Los pulpos exhiben conductas complejas, destrezas motoras y una notable inteligencia, su capacidad para desplazarse mediante caminar, trepar y gatear plantea la pregunta de cómo logran controlar eficazmente un cuerpo flexible y lleno de tentáculos.
Son reconocidos por su agudeza mental, su naturaleza territorial y solitaria, así como por su habilidad para valerse por sí mismos.
El sistema nervioso de los pulpos cuenta con alrededor de 500 millones de células nerviosas y se compone de tres centros principales: un cerebro central y dos lóbulos ópticos conectados por un reducido número de células nerviosas.
Esos lóbulos se encargan de procesar la información visual y del sistema nervioso periférico de los tentáculos, que concentran la mayoría de las células nerviosas del pulpo. Además, gran parte del movimiento de los tentáculos se regula de forma autónoma, lo que se evidencia en la capacidad de un tentáculo amputado para mantenerse activo durante horas después del suceso.
Te puede interesar: La evolución del hombre según la ciencia
Esos cefalópodos tienen la capacidad de mimetizarse con su entorno; su cerebro envía señales a su piel, permitiéndoles cambiar de color y textura de forma rápida para esconderse entre plantas, corales o rocas y evitar ser atacados por depredadores.
Además, los pulpos pueden defenderse expulsando agua a través de un sifón o liberando tinta negra para confundir a sus atacantes y debilitar su sentido del olfato cuando se encuentran muy cerca.
Los tentáculos del pulpo poseen ventosas que se mueven de manera independiente gracias a un complejo sistema de neuronas que funcionan como su cerebro, permitiéndoles llevar a cabo diversas funciones como caminar, atrapar presas o nadar.
Son animales solitarios que pueden manipular conchas y piedras, algo fundamental para ellos, ya que pasan tiempo bajo las conchas que utilizan como refugio. Incluso pueden desarmar sistemas de filtración en acuarios.
Los pulpos son capaces de construir guaridas con rocas e incluso colocar una piedra como “puerta” una vez que se sienten seguros en su refugio.