El Partido Liberal de Canadá, liderado por Mark Carney, se impuso en las elecciones legislativas celebradas este lunes, aunque los resultados preliminares indican que deberá gobernar en minoría.

Con 163 escaños proyectados, el partido se quedó a nueve de alcanzar la mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes, mientras que los conservadores obtuvieron 149, tras un escrutinio reñido en provincias clave como Ontario y Quebec.

Durante la noche electoral, los liberales mantuvieron la delantera, aunque con una ventaja cada vez más estrecha.

En muchas circunscripciones, especialmente en Ontario, la diferencia entre el primero y segundo lugar fue mínima, lo que refleja la fragmentación del voto y la dificultad de consolidar un liderazgo claro bajo el sistema electoral canadiense, donde basta un solo voto de diferencia para ganar un escaño.

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En el plano de los partidos minoritarios, el Bloque Quebequés conservó 23 escaños, perdiendo terreno, pero evitando el desplome pronosticado. En contraste, el Nuevo Partido Democrático (NPD) sufrió una fuerte derrota, con la pérdida de casi todos sus bastiones en Vancouver.

Su líder, Jagmeet Singh, anunció su dimisión tras perder su escaño y quedar en tercer lugar en su circunscripción, marcando el fin de una etapa significativa como primer líder de una gran formación proveniente de una minoría étnica en Canadá.

El resultado general deja a los partidos sin un motivo claro de celebración: los liberales no alcanzaron la mayoría esperada, los conservadores no lograron romper el ciclo liberal, y los partidos menores salieron debilitados.

La victoria de Carney, considerada ya por analistas como un “regalo envenenado”, abre un periodo complejo para el nuevo gobierno, que deberá enfrentar tanto desafíos internos como la presión externa del presidente estadounidense Donald Trump, en un momento delicado para las relaciones bilaterales.