La vieja sombra de los “aviadores” vuelve a sobrevolar la Secretaría de Educación en Michoacán. La dependencia confirmó que al menos 20 personas cobran sin presentarse a trabajar, una práctica que el propio gobierno estatal había prometido erradicar desde el arranque de la administración.
La titular de la SEE, Gabriela Molina Aguilar, reconoció que los casos fueron detectados durante revisiones recientes al personal educativo y administrativo. Algunos, dijo, incluso aseguran que “no los dejan entrar a sus centros de trabajo”, mientras otros simplemente no han dado señales de actividad desde hace meses.
El hallazgo ocurre en medio de un proceso de reordenamiento interno que busca limpiar la nómina y corregir décadas de irregularidades heredadas. Pero más allá del anuncio, el número parece modesto frente a los centenares de aviadores que en años anteriores inflaban el gasto educativo, según registros de la propia Secretaría.
Una práctica vieja con nuevos matices
En 2023 la SEE inició procedimientos contra unos 350 docentes por ausencias injustificadas; un año después, más de 100 fueron cesados por documentación irregular. Las cifras actuales podrían ser solo una fracción de un problema que se resiste a desaparecer.
Los casos detectados ahora se concentran, según fuentes oficiales, en municipios como Morelia, Tacámbaro y Tancítaro. Ninguno de los nombres ha sido revelado públicamente, aunque se confirmó que los expedientes ya fueron turnados a la Contraloría para definir sanciones.
Cada plaza fantasma representa recursos que se pierden en un sistema que ya carga con rezagos en infraestructura, materiales y capacitación docente. El fenómeno, además, erosiona la confianza ciudadana en las instituciones educativas, especialmente cuando los esfuerzos por transparentar la nómina se limitan a comunicados aislados.
Aunque la SEE insiste en que se trata de una “limpia permanente”, el hallazgo vuelve a plantear una pregunta incómoda:
¿cuántos aviadores quedan realmente escondidos en el sistema educativo estatal?