No todos los psicópatas son criminales; muchos dirigen equipos, corporaciones y gobiernos. Así lo advierten especialistas como Robert Hare, autor de “Víboras con traje”, y Nathan Brooks, de la Universidad de Bond, quienes sostienen que los rasgos psicopáticos están presentes en hasta el 20 % de los altos directivos.
Mientras que solo el 1 % de la población general muestra estos rasgos, el entorno corporativo parece ser un espacio fértil para quienes manipulan, carecen de empatía y buscan el poder a toda costa.
“Desconectarse emocionalmente permite usar a otros como medios para un fin”, señala Francisco Fernández, del Centro de Capitalismo Consciente del Tec de Monterrey.
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Las consecuencias de tener líderes así son graves: generan entornos tóxicos, erosionan el bienestar de los colaboradores, fomentan la intimidación y provocan que el respeto sea gobernado por el miedo.
Detectar a un jefe con rasgos psicopáticos puede ser difícil, ya que suelen ser encantadores, seguros de sí mismos y expertos en ganarse la confianza; sin embargo, sus patrones de manipulación, frialdad, ausencia de remordimiento y egocentrismo son señales claras.
Especialistas coinciden en que el liderazgo sano exige inteligencia emocional, autoconocimiento y respeto genuino. En un mundo corporativo competitivo, identificar y evitar a los líderes psicopáticos es clave para proteger la salud organizacional y colectiva.