El planeta Tierra alberga impresionantes vestigios de civilizaciones antiguas que podrían haber construido los extraterrestres, como construcciones que desafían las capacidades tecnológicas de su época por su tamaño, peso y complejidad.
Algunos plantean la teoría de que los constructores de las pirámides egipcias, las Líneas de Nazca y otros sitios siguieron instrucciones de seres extraterrestres, sugiriendo que quizás no eran de este mundo.
En las afueras de Cuzco, la antigua capital inca, se encuentra Sacsayhuamán, una fortaleza en los Andes peruanos construida con enormes piedras talladas y encajadas de forma precisa, generando especulaciones sobre una posible influencia extraterrestre en su creación.
Los muros de la fortaleza milenaria, hechos de rocas de hasta 360 toneladas cada una, fueron transportados a lo largo de 32 kilómetros antes de ser colocados con una precisión asombrosa, como si hubieran sido ensamblados con tecnología láser.
En una meseta alta y seca cerca de Lima, en el desierto peruano, se pueden ver más de 800 líneas blancas largas y rectas, junto con formas geométricas y figuras de animales como una araña, un mono y un colibrí.
Los científicos estiman que los grabados en Nazca tienen alrededor de dos mil años de antigüedad y, debido a su tamaño, antigüedad, visibilidad aérea y naturaleza enigmática, a menudo se sugiere que podrían ser obra de seres extraterrestres, siendo considerados uno de los ejemplos más destacados de actividad alienígena en la Tierra.
En las afueras de El Cairo, en la región de Giza, se levantan majestuosamente sobre el árido desierto las icónicas pirámides de Egipto, construidas hace más de cuatro mil 500 años como imponentes sepulcros de reinas y faraones de la antigüedad.
La construcción de esas pirámides ha sido objeto de fascinación y misterio a lo largo del tiempo. La Gran Pirámide, en particular, está compuesta por millones de bloques de piedra meticulosamente tallados, cada uno de al menos dos toneladas de peso. Incluso con la maquinaria y tecnología modernas, erigir una estructura tan monumental como la del faraón Khufu seguiría siendo un desafío impresionante.
Te puede interesar: Descubrimiento en Chichén Itzá desafía creencias sobre los sacrificios mayas
Por otro lado, en la campiña inglesa, cerca de Salisbury, se encuentra el enigmático círculo de piedras de Stonehenge, algunas de las cuales alcanzan un peso de hasta 50 toneladas.
Ese antiguo monumento neolítico ha suscitado teorías diversas, incluida la especulación del escritor Erich von Däniken sobre su posible origen como un observatorio solar o incluso una plataforma de aterrizaje para seres extraterrestres.
Sin embargo, la explicación más plausible, respaldada por la evidencia científica, sugiere que la construcción de Stonehenge y otras estructuras similares se llevó a cabo mediante tecnologías disponibles hace cinco mil años, sin necesidad de intervención extraterrestre.
Teotihuacán, conocida como la “Ciudad de los Dioses”, es una antigua urbe en México reconocida por sus pirámides y alineaciones astronómicas. Construida hace más de dos mil años, su edad, tamaño y complejidad pueden dar la impresión de una creación extraterrestre, pero en realidad fue edificada por seres humanos.
Los investigadores creen que a lo largo de los siglos, diversas culturas como la maya, zapoteca y mixteca contribuyeron a la construcción de la ciudad, que pudo albergar a más de 100 mil personas.
Con sus murales, herramientas, sistema de transporte y avances en prácticas agrícolas, Teotihuacán se considera tecnológicamente más avanzada de lo que se pensaba posible en el México preazteca.
Los misterios que rodean a los moai, las gigantescas estatuas de piedra de la Isla de Pascua, siguen una narrativa similar a la de otros sitios arqueológicos aquí mencionados: ¿Cómo lograron los rapanui tallar estas figuras hace más de mil años? ¿Y cómo fueron transportados los moai a la Isla de Pascua?
Las cerca de 900 figuras humanas esculpidas en piedra se encuentran dispersas en los flancos de los volcanes extintos de la isla. Con una altura promedio de cuatro metros y un peso de 14 toneladas, esas figuras fueron talladas en toba volcánica blanda extraída de la cantera de Rano Raraku.
En ese lugar, más de 400 estatuas aún se hallan en diversos estados de construcción, con algunas ya finalizadas a la espera de ser trasladadas a su sitio final.