La líder opositora venezolana María Corina Machado ha sido galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025, en reconocimiento a su prolongada lucha por los derechos democráticos en su país y su defensa de una transición pacífica hacia la democracia.
El anuncio fue realizado este viernes por el Comité Noruego del Nobel, que destacó a Machado como “una figura clave y unificadora” dentro de una oposición históricamente fragmentada en Venezuela. El comité subrayó que la dirigente ha desempeñado un papel crucial al consolidar una plataforma común en torno a la exigencia de elecciones libres y un gobierno representativo.
“Machado ha demostrado que las herramientas de la democracia también pueden ser herramientas de paz. En un entorno profundamente hostil, se ha mantenido firme en la defensa de los derechos fundamentales de los venezolanos”, afirmó Jørgen Watne Frydnes, presidente del comité.
Una vida dedicada a la democracia
Ingeniera de formación y proveniente de una influyente familia empresarial venezolana, Machado se involucró desde temprana edad en labores sociales. En 1992 fundó la Fundación Atenea, enfocada en atender a niños en situación de pobreza en Caracas. Más tarde, en 2002, dio el salto al activismo político con la creación de Súmate, una organización dedicada a la defensa de los derechos electorales, desde donde encabezó intentos por revocar al entonces presidente Hugo Chávez.
Su carrera política tomó fuerza en 2010, cuando fue electa diputada a la Asamblea Nacional con un respaldo histórico en las urnas. Actualmente lidera el partido Vente Venezuela, desde donde ha impulsado propuestas para reconstruir las instituciones democráticas del país.
Resistencia frente al autoritarismo
Machado, de 58 años, ha sido una de las voces más críticas del gobierno de Nicolás Maduro. En 2023, anunció su candidatura presidencial para las elecciones de 2024, en las que apoyó abiertamente al entonces abanderado unitario de la oposición, Edmundo González Urrutia.
Aunque el gobierno de Maduro se declaró ganador de los comicios de julio de 2024, sectores de la oposición (incluyendo a Machado) presentaron actas que, según ellos, demostraban un resultado distinto.
Desde entonces, la líder opositora permanece en la clandestinidad, temiendo ser arrestada por su activismo político y su rol en el proceso electoral.
Un símbolo de resistencia democrática
El Comité del Nobel destacó la “valentía y persistencia” de Machado en su defensa de elecciones libres, la independencia judicial y los derechos humanos, a pesar de las restricciones impuestas por un régimen que “militariza la sociedad” y limita las libertades políticas.
“Durante más de dos décadas, Machado ha sostenido que la alternativa en Venezuela no debe ser entre balas o silencio, sino entre dictadura o votos. Su perseverancia la ha convertido en símbolo de la esperanza democrática”, enfatizó el comunicado oficial.
El reconocimiento llega en un momento crítico para Venezuela, donde persisten tensiones políticas, crisis institucional y una profunda polarización. Para muchos, el Nobel a Machado representa no solo un homenaje a su trayectoria, sino también un llamado internacional a la restauración de la democracia en el país sudamericano.
El anuncio también tuvo eco en Washington
Horas antes de conocerse el fallo del Comité Noruego, el expresidente estadounidense Donald Trump figuraba entre los nombres más mencionados como posible galardonado por su mediación en conflictos de Medio Oriente, lo que convirtió el reconocimiento a Machado en una sorpresa política de alto voltaje.
Poco después del anuncio, la líder venezolana dedicó el premio “al pueblo de Venezuela y a quienes nunca dejaron de creer en la libertad”, mientras que Trump la felicitó públicamente y calificó la decisión como “una victoria para la causa de la democracia frente a los regímenes socialistas”. Desde la Casa Blanca, en cambio, se lamentó que el comité “haya priorizado la política sobre la paz”, reavivando el debate sobre la naturaleza ideológica del Nobel en un año marcado por tensiones globales.