La Selección Mexicana concluyó el año futbolístico con una nueva caída, esta vez por 2-1 frente a Paraguay, resultado que extendió a seis su número de partidos consecutivos sin ganar y que marca su peor racha en los últimos diez años.
El encuentro, disputado en el Alamodome, volvió a estar acompañado por abucheos, reclamos y la activación del protocolo antidiscriminación, luego de que aficionados lanzaran el grito homofóbico en contra del guardameta paraguayo. Ni siquiera el cambio de sede, tras los cuestionamientos en Torreón, evitó que el equipo dirigido por Javier Aguirre fuera recibido con desaprobación.
Después de conquistar la Copa Oro 2025, México disputó seis amistosos frente a selecciones ya clasificadas al Mundial 2026, duelo que Aguirre pidió fueran ante rivales “de máximo nivel”. Sin embargo, el saldo terminó siendo decepcionante:
• Empates: Japón, Corea del Sur, Ecuador y Uruguay
• Derrotas: Colombia y Paraguay
La crisis se profundiza con un dato adicional: México acumula siete partidos sin vencer a un rival de Conmebol.
Frente a Paraguay, los errores defensivos fueron determinantes.
• Antonio Sanabria (48’) abrió el marcador tras una mala salida de Luis Ángel Malagón, quien pidió falta sin éxito.
• Raúl Jiménez (54’) igualó el encuentro desde el punto penal.
• Damián Bobadilla (56’) devolvió la ventaja a los guaraníes apenas dos minutos después, aprovechando fallas en la zaga mexicana.
El Tricolor volvió a mostrarse endeble y sin reacción. Con futbolistas que apuntan a ser parte de la lista final para el Mundial, las dudas siguen creciendo.
A menos de siete meses de que México reciba por tercera ocasión una Copa del Mundo, la selección vive un distanciamiento evidente con su afición, que respondió con abucheos constantes y un ambiente tenso durante todo el encuentro.
La falta de eliminatorias mundialistas —por ser uno de los países anfitriones— dejó a Aguirre con seis partidos de preparación, todos ante selecciones mejor clasificadas. Pero los resultados han generado más interrogantes que certezas: ya no se habla de alcanzar octavos de final, sino de retrocesos y de un equipo sin identidad ni contundencia.
Paraguay, con un plantel mezcla de titulares y jóvenes, confirmó esas preocupaciones al exponer las debilidades del conjunto mexicano, que cierra el año entre críticas, presión creciente y un escenario que dista mucho del que debería acompañar a un anfitrión mundialista.