México se convirtió en el primer país de América Latina en contar con una evaluación completa de sus especies arbóreas, un esfuerzo científico que analizó 3,800 especies mediante bases de datos de herbarios nacionales e internacionales, mapas de distribución y criterios de conservación.
Los resultados revelan que 1,250 especies están amenazadas de extinción, de las cuales 160 se encuentran en peligro crítico. El estudio también identificó las causas de la falta de protección oficial: insuficiencia de recursos, metodologías complejas y ausencia de políticas públicas sistemáticas.
Esta brecha impide que muchas especies sean incluidas en la lista nacional de especies amenazadas, lo que las deja sin planes de conservación.
Entre los principales factores de riesgo destacan la agricultura, la ganadería, la tala, la minería, los incendios y los desarrollos turísticos y residenciales. A ello se suma el impacto del cambio climático, que altera ciclos vitales y procesos de polinización.
El informe señala que los riesgos son regionales: en Los Cabos, el turismo presiona los ecosistemas; en Guerrero, la minería amenaza la biodiversidad.
La investigación subraya la urgencia de priorizar la conservación de las 160 especies en peligro crítico. Además de la protección in situ, los especialistas recomiendan recolectar semillas, rescatar germoplasma y reforzar viveros y arboretos.
“Ahora sabemos cuáles especies requieren atención urgente; lo siguiente es decidir cómo, dónde y con quién actuar”, destacó la investigadora a cargo.