Por primera vez en su historia, Michoacán recibirá el Encuentro Nacional de Pueblos Negros, una de las reuniones más importantes de comunidades afromexicanas en el país. El evento, que celebrará su edición número XXVI en Playa Azul, municipio de Lázaro Cárdenas, reunirá a más de 350 representantes de 14 estados para debatir sobre identidad, racismo estructural y derechos políticos, en un formato que combina reflexión, arte y resistencia cultural.

El encuentro, que desde 1997 ha itinerado por regiones con presencia afromexicana, llega por primera vez a la costa michoacana, donde las comunidades afrodescendientes mantienen una historia poco visibilizada pero profundamente arraigada en la vida pesquera y cultural del Pacífico. Durante cuatro días, los asistentes participarán en mesas de diálogo, talleres, presentaciones artísticas y ceremonias tradicionales que buscan reivindicar la herencia africana en la historia de México.

Entre los temas principales destacan la representación política y los derechos colectivos, así como la urgencia de combatir la discriminación persistente en las instituciones y los medios. También se abordará el papel de las mujeres afromexicanas en la organización comunitaria y el impacto de la migración en la preservación de las lenguas y prácticas culturales.

El encuentro contará con la presencia de ponentes de Brasil, Colombia y Estados Unidos, quienes compartirán experiencias sobre políticas de reconocimiento y lucha contra el racismo. A su vez, músicos y colectivos culturales de la Costa Chica, Veracruz y Guerrero presentarán expresiones como la danza de los diablos, la décima afrocostera y el son jarocho, en un programa que busca celebrar la diversidad desde la raíz.

Más que su carácter festivo, el evento tiene un trasfondo político. En 2025 se cumplen cinco años del reconocimiento constitucional del pueblo afromexicano, y las organizaciones participantes buscan evaluar los avances reales de esa reforma. Según datos del INEGI, más de 2.5 millones de personas se identifican como afrodescendientes en México, aunque siguen enfrentando desigualdades en educación, empleo y representación pública.

Realizar el encuentro en Michoacán implica también reconocer la historia afro en el Pacífico, un legado que ha permanecido casi ausente del relato estatal. Investigadores locales destacan que desde el siglo XVII hubo presencia de poblaciones negras en las haciendas, minas y rutas marítimas de la región, dejando una huella que hoy sobrevive en la música, la cocina y las tradiciones costeras.

Para las comunidades participantes, llegar a Playa Azul no solo significa un intercambio cultural, sino una afirmación política de existencia. En tiempos en que la identidad se disputa también en los espacios públicos, el Encuentro de Pueblos Negros convierte a Michoacán en escenario de una conversación que el país ha postergado demasiado: la de su raíz africana y su derecho a ser visible.