En la Ciudad de México, los habitantes ingieren aproximadamente 10 mil partículas de microplástico al año mediante la comida, bebida y la respiración, según un estudio realizado por la UNAM.
La misma investigación reveló que entre 20 mil y 30 mil partículas de microplástico pueden ingresar a nuestros cuerpos anualmente a través del consumo diario.
Recientemente, un estudio realizado por el Instituto de Geología de la UNAM reveló la presencia de microplásticos en el agua potable suministrada en los quioscos de la Ciudad de México.
¿Qué son los microplásticos?
Los microplásticos son fragmentos de plástico que miden menos de 5 milímetros de diámetro, e incluso pueden ser tan pequeños como 1 micrómetro. Además, existen los nano plásticos, partículas aún más diminutas que plantean serios riesgos para la salud pública.
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Investigaciones científicas han confirmado la presencia de microplásticos en diferentes entornos ambientales, incluyendo agua, suelos, aire y en especies acuáticas como los peces.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), hay pruebas que indican la presencia de microplásticos en los productos marinos que consumimos.
La OMS advirtió que la exposición a partículas PM10 y PM2.5 o más pequeñas pueden provocar enfermedades cardiovasculares, problemas respiratorios y cáncer de pulmón.
La presencia de metales tóxicos en estos microplásticos puede causar irritación en la piel, el sistema nervioso, el sistema digestivo, el sistema inmunológico y problemas renales. El plomo, el arsénico y el cadmio, por ejemplo, pueden ser agentes carcinógenos.