En la calle Bucareli, en plena zona oriente de Morelia, una escena de violencia sacudió el sábado por la noche a la colonia Lomas de Guayangareo: un menor de 14 años fue asesinado y su padre resultó gravemente herido tras un ataque a balazos dentro de su propio taller mecánico.

El atentado ocurrió al interior del establecimiento “Multiservicios Pérez”, donde las víctimas, identificadas como Jair P. y su padre Joel P., de 50 años, fueron sorprendidas por sujetos armados que irrumpieron en el lugar y dispararon en repetidas ocasiones. Jair, de apenas 14 años, murió en el sitio, mientras que su padre fue trasladado con heridas graves a un hospital local.

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Vecinos alertaron a las autoridades tras escuchar las detonaciones. Elementos de la Policía Municipal y de la Guardia Civil acudieron al lugar y acordonaron la escena. Posteriormente, personal de la Fiscalía General del Estado llevó a cabo el levantamiento del cuerpo y abrió una carpeta de investigación.

Hasta el momento, el móvil del ataque permanece sin esclarecer y no se han reportado personas detenidas. La Fiscalía tampoco ha confirmado si existía alguna amenaza previa contra la familia, o si el atentado estaría relacionado con extorsión, conflictos personales o actividades delictivas.

El asesinato de Jair, en el espacio donde compartía trabajo con su padre, ilustra con crudeza el tipo de escenarios que la violencia en Morelia ha dejado de reservar solo para quienes están involucrados en el crimen. En esta ciudad, basta con abrir un taller, vivir en determinada colonia o estar en el lugar equivocado para convertirse en blanco.