Por Saraí Solís y Gustavo R. Gallardo
Algunos lo llaman “El Profe”, otros “El Quemapuertas”, la realidad es que el “nunca gobernador” Raúl Morón es un hombre que aspira a timbrar otro sexenio como senador (19 en cargos legislativos si lo consigue), luego de derrotas en el PRD y Morena para ejercer como mandatario michoacano, un ejercicio opaco como alcalde, además de contar con el rechazo de un sector magisterial que representó durante años y que sólo usó para escalar en la escena política. El perfil de Raúl Morón es el de un político que se mueve como un robalo, que se siente trucha… y que se pesca igual.
El exlíder magisterial, exdiputado local y federal, experredista y exsenador, Raúl Morón Orozco, busca nuevamente un puesto en el Senado de la República, a pesar de su ineficiente desempeño en esa curul durante el periodo 2012-2018 y en otros cargos de elección popular.
Sus inicios en las curules se remontan a 2007, cuando ocupó una como diputado local por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el Congreso de Michoacán… y lo mismo: hasta su salida en 2011 pasó sin pena ni gloria.
Morón Orozco nació en Chucándiro, pero se avecindó pronto en Campo Hermoso, localidad de Maravatío, una ciudad enclavada en los límites con Guanajuato (entre las más violentas de Michoacán durante los dos sexenios anteriores).
En 2012 asumió la curul más alta, la del Senado, y durante los seis años que estuvo en el cargo presentó 23 iniciativas, 21 de ellas desechadas, desaprobadas o retiradas, dejando una de las gestiones más pobres en la 63 Legislatura.
En el intermedio, la curul federal que obtuvo mediante el Partido del Trabajo parecía alcanzarle para buscar otro escaño en Michoacán, la gubernatura, cuya candidatura perdió en 2015 con el PRD ante Silvano Aureoles, a la postre gobernador.
Entonces, ya con la licencia en el Senado, participó en la contienda por la Presidencia de Morelia, que igual perdería ante el mal llamado “independiente” Alfonso Martínez.
Derrotado dos veces, Morón volvió al Senado y dejó las filas del PRD en 2017 para enfundarse los colores de Morena, partido que se fortalecía con la imagen de Andrés Manuel López Obrador y que en 2018 ganaría la Presidencia de México y envolvería entonces al país en una ola guinda que consumó triunfos donde compitió… y Morelia no fue la excepción.
Su gobierno en Morelia: violento y opaco
En 2018, Morón salió como candidato de Morena a la contienda por la alcaldía de Morelia, una ciudad sumida en aumentos de impuestos y abusos policiales por el panista encubierto Alfonso Martínez… y la ganó apenas, con poco más de siete mil votos.
Su triunfo fue una alegría a medias. Si bien Morena obtenía la capital de Michoacán, el ejercicio de Morón dejaba que desear: no desempeñó su cargo bajo los principios y estatutos con los que se rige la 4T, y su administración municipal la marcó la violencia.
De hecho, uno de los casos más mediáticos fue el de Julio César Chagolla, conocido como “Julín”, un joven de 28 años de edad con discapacidad asesinado a tiros por la Policía de Morelia.
Debido a su endeble gestión, Morena no pudo mantener la capital michoacana en las elecciones de 2021, dejándola en manos nuevamente de Alfonso Martínez, abanderado del PAN y el PRD.
Pero, sin duda, la era más escandalosa ha sido su etapa como dirigente de la sección 18 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el ala más radical de la agrupación.
Su liderazgo magisterial lo llevó a ser apodado “El Profe” y “El Quemapuertas”, este último mote por supuestamente quemar el portón del Palacio de Gobierno, recinto al que buscó llegar como candidato de Morena a gobernador en 2021, pero que una serie de incompetencias en su registro lo dejarían fuera de la contienda a dos meses de las elecciones.
Para ese entonces no contaba con el apoyo del magisterio michoacano, soporte que perdió desde que ocupó la silla como alcalde de Morelia.
Los líderes sindicales Jorge Cázares y Juan José Ortega Madrigal le negaron el apoyo en su búsqueda de la gubernatura, y además le advirtieron a Morena que Morón nunca había dejado de apoyar al PRD, relacionándolo como títere del exgobernador Silvano Aureoles.
Hoy, Raúl Morón es candidato de Morena al Senado por Michoacán para las elecciones de 2024. Su triunfo ha sido señalado como un dedazo o como una negociación con la cúpula partidista porque su campaña pasó inadvertida, con poca gestión y movimiento.
Incluso, Gerardo Fernández Noroña, legislador federal del PT y vocero de la precandidata presidencial Claudia Sheinbaum, habría dicho antes que en Michoacán no deberían aplicar encuestas para elegir a candidatos al Senado, sino entregar el encargo como premio a la trayectoria, poniendo a Morón como ejemplo.
La declaración no pasó de largo, y aunque Morón ha negado que fue impuesto, reconoció el nulo apoyo que recibió cuando Morena anunció su postulación. Incluso, días después recibió el respaldo de la dirigencia morenista en Michoacán; pese a ello, en el clima se observa que su candidatura quedará manchada.
Radiografía de un “traidor magisterial”
En otros antecedentes, en 1990, “El Profe” fue uno de los dirigentes magisteriales apresados el 4 de junio, cuando formaba parte del grupo más radical del Movimiento Democrático Magisterial, sector que privó de su libertad a Getzemaní Maldonado Viveros, secretario general de la Sección 18 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), a Demetrio Savalza, chofer del secretario y a José de Jesús Gama, enviado del Comité Ejecutivo Nacional.
Los tres fueron sometidos a un Juicio Sumario y declarados culpables de “traición al magisterio michoacano”. Dos días de ser plagiados, las víctimas fueron puestas en libertad.
El mismo 4 de junio por la noche, la Procuraduría General de Justicia implementó un operativo para detener a los responsables del plagio. Capturaron al menos a 40 activistas del magisterio, entre ellos a Rogelio Sosa Pulido y Raúl Morón Orozco, y otra veintena de profesores.
Los detenidos fueron puestos a disposición de un juez bajo los cargos de privación ilegal de la libertad, motín y asociación delictuosa.
Estuvieron recluidos cuatro meses en el antiguo penal de Morelia, hasta que, por gestiones de Elba Esther Gordillo Morales, entonces dirigente nacional del SNTE, la Procuraduría General de Justicia de Michoacán abandonó el proceso penal, el juez de la Causa decretó el desvanecimiento de datos y tanto Morón como todos sus compañeros quedaron libres bajo las reservas de ley”.