Mujeres en Michoacán realizan mayor carga de trabajo no remunerado
evangelio | 25 noviembre, 2025

La distribución del trabajo doméstico y de cuidados en Michoacán continúa revelando una asimetría estructural que rara vez aparece en las discusiones públicas sobre economía o empleo. Según los datos más recientes, las mujeres dedican en promedio 38.3 horas semanales a labores no remuneradas, más del doble del tiempo que los hombres destinan a estas mismas actividades, con 14.7 horas. La diferencia no solo es amplia, sino sostenida en el tiempo.

El conjunto de tareas que integran este trabajo invisible, desde la preparación de alimentos y la limpieza del hogar, hasta el acompañamiento de niñas, niños, personas enfermas o adultas mayores, sostiene buena parte del funcionamiento cotidiano de las familias. Sin embargo, su impacto sigue quedando fuera de la mayoría de los indicadores laborales y de productividad.

Las cifras permiten dimensionar la magnitud del fenómeno: el valor económico del trabajo no remunerado en Michoacán asciende a 340,482 millones de pesos, una contribución que, si se midiera como un sector económico, estaría entre los de mayor peso en la entidad. En términos individuales, cada persona en el estado realiza 27.6 horas semanales de estas labores, equivalentes a 69,044 pesos anuales generados por persona.

Especialistas consultados coinciden en que la diferencia entre hombres y mujeres no responde únicamente a dinámicas culturales persistentes, sino también a la falta de infraestructura pública que distribuya de manera más equitativa las tareas de cuidado. La ausencia de estancias infantiles suficientes, la limitada oferta de servicios para personas mayores y la escasez de políticas de corresponsabilidad dentro y fuera del hogar terminan reforzando patrones que se arrastran por generaciones.

El impacto es tangible. Diversos estudios señalan que la carga de cuidados reduce las posibilidades de las mujeres para integrarse plenamente al mercado laboral, limita su capacidad de generar ingresos y condiciona su trayectoria profesional. Al mismo tiempo, el fenómeno afecta la economía estatal, pues miles de horas de trabajo potencialmente productivo quedan supeditadas a tareas que, si bien indispensables, no cuentan con reconocimiento formal.

Los datos ponen sobre la mesa un desafío que no se resolverá con una sola política pública. Implican la necesidad de un sistema integral de cuidados que permita redistribuir responsabilidades entre hogares, Estado e iniciativa privada, y que reconozca este trabajo como una pieza fundamental de la vida económica y social de Michoacán. La evidencia sugiere que, mientras esa estructura no exista, la brecha continuará reproduciéndose en silencio dentro de millones de hogares del estado.

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