El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que Elon Musk dirigirá el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) junto a Vivek Ramaswamy para recortar el gasto público y hacer cambios en la “burocracia federal”.
“Juntos, estos dos maravillosos estadounidenses allanarán el camino para que mi administración desmantele la burocracia gubernamental, reduzca drásticamente el exceso de regulaciones, recorte los gastos superfluos y reestructure las agencias federales”, indicó Trump en un comunicado.
Asimismo, aseguró que el DOGE se convertirá potencialmente en “el Proyecto Manhattan de nuestro tiempo”.
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El nombre del Departamento sería un guiño al Dogecoin, la criptomoneda derivada del bitcóin que utiliza un perro shiba inu como mascota y de la que Musk se ha convertido en uno de sus principales exponentes en los últimos años.
Musk dio millones de dólares para apoyar la campaña presidencial de Trump e hizo apariciones públicas con él.
Trump había dicho que ofrecería a Musk, la persona más rica del mundo, un papel en su administración que promueva la eficiencia del gobierno.
En las últimas horas, Trump también anunció a Hegseth, como secretario de Defensa, y del exjefe de Inteligencia Nacional, John Ratcliffe, como director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
¿Qué es el proyecto Manhattan?
El Proyecto Manhattan fue un esfuerzo de investigación y desarrollo llevado a cabo por Estados Unidos, con apoyo de Canadá y el Reino Unido, durante la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de crear las primeras armas nucleares.
Inició en 1942 como respuesta a la preocupación de que Alemania lograra desarrollar una bomba atómica antes que ellos, tras los avances alemanes en fisión nuclear.
Importantes científicos como Robert Oppenheimer (quien encabezó el proyecto), Enrico Fermi, Leo Szilard y Albert Einstein contribuyeron al proyecto, que culminó con la primera prueba exitosa de una bomba nuclear el 16 de julio de 1945, conocida como “Trinity”.
El impacto del Proyecto Manhattan fue trascendental, marcando el final de la Segunda Guerra Mundial y el inicio de una nueva era en la tecnología bélica y en la geopolítica global.
Además de establecer las bases para una carrera armamentista nuclear, el proyecto promovió avances significativos en investigación científica y tecnológica.
Este legado sigue influyendo en la dinámica del poder internacional y en el desarrollo de políticas relacionadas con la energía y las armas nucleares.