El director del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, expresó su preocupación tras una inspección realizada en los reactores y la sala de control de la central atómica de Kursk, situada a 70 kilómetros de la frontera con Ucrania.
La visita se llevó a cabo en un contexto de intensos combates entre las tropas rusas y ucranias en las proximidades de la planta.
En declaraciones a la prensa internacional al finalizar la visita, Grossi subrayó que “es muy grave que una central de esta clase esté tan cerca de un frente de batalla”.
Destacó los riesgos inherentes a la situación actual, señalando que los reactores están “expuestos a un posible ataque”, e hizo un llamado urgente a ambas partes en conflicto para que adopten medidas de prevención que eviten una catástrofe nuclear.
Te puede interesar: Rusia frena ataque masivo de drones ucranianos
Añadió que la instalación carece de “las estructuras de defensa y contención que tienen plantas más modernas”, lo que la hace “frágil” y “extremadamente expuesta” ante un ataque potencial, ya que el núcleo de los reactores se encuentra protegido únicamente por un techo convencional.
Grossi pidió a Rusia y Ucrania a comprometerse a garantizar la seguridad de la central de Kursk, afirmando que un impacto en la planta podría resultar en un “incidente nuclear, posiblemente, con fuga radiactiva”.
La visita del director del OIEA coincide con el tercer aniversario del cruce de frontera por parte de tropas ucranias, el 6 de agosto, lo que marcó el inicio de combates en territorio ruso.
La situación en la región de Kursk sigue siendo tensa, con el ministerio de Defensa ruso reconociendo que el ejército ucranio continúa “intentos de avanzar” en dicha área. En las últimas 24 horas, las fuerzas rusas han afirmado haber repelido al menos once ataques.