En el marco de su Asamblea anual celebrada en Ginebra, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció la adopción del Tratado Global sobre Pandemias, un acuerdo sin precedentes que busca fortalecer la preparación, prevención y respuesta ante futuras pandemias.

Este tratado se convierte en el segundo instrumento legal internacional en el ámbito de la salud pública, después del adoptado hace dos décadas para el control del tabaco, y fue aprobado por consenso tras intensas negociaciones entre los Estados miembros.

La ovación generalizada que siguió a la adopción reflejó el respaldo político al acuerdo, especialmente tras la amenaza del gobierno eslovaco de solicitar una votación formal, lo que habría roto el consenso alcanzado.

Finalmente, Eslovaquia desistió de su intención tras recibir presión diplomática por parte de sus socios europeos, conscientes de las implicaciones que un desacuerdo podría acarrear para la cooperación sanitaria global.

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El tratado surge como respuesta a las graves deficiencias evidenciadas durante la pandemia de Covid-19, entre ellas la escasez de insumos médicos y la profunda desigualdad en el acceso a vacunas.

El documento establece mecanismos para compartir rápidamente datos genéticos y patógenos, además de asegurar que los países que contribuyan con información biológica reciban acceso equitativo a los beneficios que se generen, como vacunas o tratamientos.

Otro aspecto clave del acuerdo es la inclusión del principio de “una sola salud”, que reconoce la interdependencia entre la salud humana, animal y medioambiental.

Este enfoque busca fortalecer la vigilancia global para prevenir brotes desde su origen y garantizar que la solidaridad internacional, ausente durante la emergencia del Covid-19, se convierta en una norma y no en una excepción.