En municipios de Michoacán, donde la violencia suele tapar otras formas de dolor, una red silenciosa comienza a tejer algo que parecía imposible: atención psicológica digna, incluso en los municipios más marginados.
Desde Tepalcatepec hasta Quiroga, pasando por Buenavista y Sahuayo, las consultas con psiquiatras y psicólogos ya no dependen exclusivamente de traslados de seis horas o de la buena voluntad de un centro urbano. Hoy, en 2025, la salud mental se conecta por videollamada.
Lo que comenzó en 2023 como un primer consultorio remoto en Tierra Caliente ha crecido hasta convertirse en una red estatal de más de dos mil puntos de contacto, donde las emociones rotas tienen ahora al menos una vía de atención.
La apuesta de la Secretaría de Salud de Michoacán por integrar la telemedicina psiquiátrica no solo sigue vigente, sino que en 2025 se ha consolidado como uno de los pilares más innovadores y urgentes del sistema de salud pública estatal.
En un municipio conocido más por las balaceras que por su infraestructura médica, el Centro de Salud de Tepalcatepec fue uno de los primeros en contar con un consultorio especial para telemedicina en salud mental.
Desde ahí, y gracias a una red digital estatal, los pacientes pueden hoy conectarse con profesionales desde Morelia, Zamora o Uruapan sin tener que cruzar retenes o exponerse a zonas en disputa.
En lo que va de 2025, la línea “Hablemos”, que forma parte del modelo estatal, ha recibido más de 390 llamadas, la mayoría relacionadas con ansiedad, depresión, esquizofrenia e ideación suicida. De estas, más del 60 por ciento fueron realizadas por mujeres, según datos recientes del Centro Regulador de Urgencias Médicas.
En paralelo, más de 32 módulos de telemedicina ofrecen ya atención virtual a pacientes de comunidades donde no hay un solo especialista presencial. En algunos casos, se trata de consultorios equipados dentro de centros de salud.
En otros, de unidades móviles que recorren regiones rurales con acceso intermitente a internet. La infraestructura del proyecto permite consultas virtuales, recetas médicas y remisiones a instituciones especializadas como el Hospital Psiquiátrico “José Torres Orozco” o los CECOSAMAS, Centros Comunitarios de Salud Mental y Adicciones.
En municipios como Quiroga, donde el modelo también opera, se han habilitado espacios seguros con conexión estable, atención personalizada y seguimiento clínico remoto.
Pero más allá de los números, la apuesta es restituir derechos. En una región donde hablar de salud mental aún carga con estigmas, la posibilidad de hacerlo sin salir de casa, sin pagar transporte ni enfrentar discriminación, marca un giro en la historia del acceso a la salud emocional en Michoacán.
Aunque el modelo opera en 2025 con mayor solidez, no está exento de riesgos y vacíos estructurales. Muchas sesiones se dan en espacios improvisados o compartidos, lo que compromete la confidencialidad.
Algunos pacientes reciben atención puntual, pero no acceden a terapias constantes ni a valoración de largo plazo. Varias comunidades operan con señal deficiente, lo que dificulta las videollamadas y afecta la calidad de atención. A pesar del alcance creciente, no existen aún indicadores públicos que midan resultados clínicos, tasas de recaída o niveles de satisfacción.
La Secretaría de Salud ha iniciado en paralelo jornadas de sensibilización y capacitación para personal médico en materia de salud emocional, diversidad e inclusión. Sin embargo, aún se requiere una política más profunda, que no solo instale pantallas, sino que garantice una ruta clínica integral y permanente.
En un estado donde el silencio es mecanismo de defensa, ofrecer escucha, aunque sea virtual, es un acto de restitución. La telemedicina psiquiátrica en Michoacán no es una solución completa, pero representa un punto de inflexión.
Por primera vez, el derecho a la salud mental se extiende hasta donde antes no llegaba ni la promesa. Y como toda red frágil, su fuerza dependerá del mantenimiento constante, de la inversión sostenida y del valor que el gobierno y la sociedad den a una atención sin cámaras, pero con dignidad.
Salud mental, la pandemia silenciosa
El director de Salud Mental de la Secretaría de Salud de Michoacán, Dr. Carlos Alberto Bravo Pantoja, reconoció que la entidad enfrenta un déficit crítico de psiquiatras. Aunque actualmente solo 22 médicos especialistas ofrecen atención especializada, la demanda exige al menos el doble, lo que equivale a un 50 % de la cobertura ideal.
Se estima que hasta un 50% de la población del estado padece de alguna tipo de problema de salud mental y que la mayoría tardará hasta 30 años en buscar ayuda especializada.
Según datos oficiales, cada año se gradúan entre 150 y 200 psiquiatras en México, de los cuales apenas se asigna uno a Michoacán , preferentemente ofrecido solo como “motivo de fiesta” entre la comunidad médica local .