Las carreteras de cuota en México enfrentan un deterioro financiero y operativo derivado de prácticas que van desde la toma de casetas hasta la evasión directa del pago de peaje.
De acuerdo con estimaciones difundidas por la Asociación Mexicana de Concesionarios de Infraestructura Vial (AMCIV), este fenómeno ha generado afectaciones millonarias que comprometen tanto la sostenibilidad del sistema como la seguridad de sus usuarios.
Los cálculos señalan que, entre 2019 y 2021, la ocupación de casetas para ejercer presión económica ocasionó pérdidas cercanas a los 378,4 millones de dólares, lo que promedia más de 126 millones de dólares anuales.
A este monto se suma la práctica cotidiana de conductores que levantan las plumas sin pagar, originando un déficit adicional estimado en 87,1 millones de dólares.
Para los concesionarios, ambas modalidades representan un “huachicoleo carretero” que afecta la operación, el mantenimiento y los servicios asociados al tránsito seguro.
El impacto no se limita al ámbito económico. Datos del sector señalan que quienes evaden el pago suelen figurar en incidentes viales como choques, atropellamientos y agresiones contra el personal que labora en las autopistas.
Este comportamiento, advierten los operadores, incrementa los riesgos en zonas donde la omisión del peaje deja sin recursos a los tramos más vulnerables. Según la AMCIV, la suma de pérdidas y riesgos evidencia la necesidad de reforzar protocolos de seguridad y mecanismos de cumplimiento para garantizar la integridad de usuarios y trabajadores, así como la viabilidad de la infraestructura que conecta diversas regiones del país.