El peso mexicano tuvo un comportamiento positivo frente a un dólar debilitado, logrando el segundo mejor desempeño entre sus pares de la región. A pesar de eso, la moneda mexicana cerró la primera mitad del año con una depreciación del 7.77 %, tras haber registrado en abril sus mejores niveles en más de ocho años.

Al cierre de la sesión del viernes, el tipo de cambio se ubicó en 18.28 pesos por dólar, mostrando un avance de 12 centavos (0.67 %) en comparación con el cierre del día anterior, poniendo fin a dos días consecutivos de descensos en la moneda.

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El peso fue impulsado por un informe que reveló que la inflación en Estados Unidos se mantuvo estable en mayo; sin embargo, la moneda no logró recuperarse por completo de las pérdidas anteriores y cerró la semana con un retroceso del 0.93 %.

Después de haber alcanzado niveles máximos en abril y mayo, manteniéndose en una franja entre 17 y 16 unidades por dólar y siendo considerado una de las monedas más fuertes a nivel internacional, el peso comenzó a debilitarse en junio, tras las elecciones presidenciales y legislativas.

En los días posteriores a los comicios, la moneda se depreció hasta 10 %, alcanzando casi las 19 unidades por dólar en operaciones al mayoreo y sobrepasando esta cifra en operaciones al menudeo.