Tras la conmoción mundial por el fallecimiento del papa Francisco, la atención comienza a centrarse en el posible futuro del pontífice como santo.

Mientras los cardenales se preparan para elegir al sucesor de Jorge Mario Bergoglio, la pregunta sobre su santidad futura planea en el ambiente; sin embargo, expertos señalan que el proceso es largo y complejo.

Por norma, la Iglesia Católica debe esperar al menos cinco años tras la muerte del candidato para iniciar formalmente la causa de beatificación, requiriendo además que su vida sea considerada un ejemplo de virtud heroica.

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El caso del Papa Juan Pablo II, fallecido en 2005 y canonizado en 2014, sirve como ejemplo de la duración del proceso.

Francisco, fallecido a los 88 años, fue un Papa cercano y compasivo, especialmente con los más vulnerables y con una apertura sin precedentes hacia los católicos LGBTQ+.

No obstante, su pontificado también se vio marcado por escándalos, incluyendo acusaciones contra el exjesuita Marko Rupnik por abusos sexuales y cuestionamientos sobre las finanzas del Vaticano.

A pesar de las investigaciones internas impulsadas por el Papa, la respuesta tardía en algunos casos generó críticas.

Phyllis Zagano, especialista en religión en la Universidad de Hofstra, sugiere que la Iglesia podría considerar su canonización en un plazo más breve de lo habitual; sin embargo, por el momento no existen peticiones formales, a diferencia de lo que ocurrió con Juan Pablo II.