La isla de Isquia, conocida en la antigüedad como Pitecusas, fue fundamental en la expansión griega por el Mediterráneo.
Fundada alrededor del 770 a. C. por colonos de Calcis y Eretria, Pitecusas fue la colonia griega más antigua en Occidente, anterior incluso a Cumas, además de un lugar de intercambio cultural y comercial entre griegos, etruscos y pueblos itálicos en el primer milenio a. C.
Situada estratégicamente en el golfo de Nápoles, Pitecusas floreció como un centro neurálgico para el comercio de metales preciosos y otros bienes.
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Evidencia arqueológica, como el famoso vaso de Néstor, una copa con una inscripción en alfabeto griego, revelan la importancia de la isla como un crisol cultural y comercial.
A pesar de su éxito inicial, Pitecusas eventualmente vio su importancia disminuir a favor de la colonia de Cumas, ubicada en el continente, sumado a la inestabilidad geológica y el espacio limitado de la isla, que contribuyeron a este declive.
Sin embargo, Pitecusas permanece como un laboratorio arqueológico único, ofreciendo una ventana fascinante a los orígenes de la helenización en el Mediterráneo central y a la compleja dinámica del mundo arcaico.