Han pasado más de nueve años desde que Alfonso Martínez Alcázar se comprometió primera vez en consolidar el estado de fuerza policial necesario para garantizar la seguridad y la gobernabilidad en la ciudad de Morelia. La promesa sigue inconclusa.
La apuesta en su primera gestión como alcalde era la de contar con más de mil 200 elementos operativos, capacitados y armados para contener los fenómenos delictivos que azotan a casi un millón de habitantes.
Casi una década después, los datos duros revelan que el proyecto del tres veces alcalde no se ha logrado capacitar, a pesar de ser la demarcación con más apoyo económico.
En 2024, la Policía Morelia se encuentra al 60 % del estado de fuerza que requiere, como mínimo, con apenas 800 elementos, de los cuales, casi una tercera parte se dedica a labores administrativas y de oficina.
Lo anterior se ha visto reflejado en la incidencia de homicidios que costó la vida de más de mil personas en el trienio 2021-2024, el segundo periodo de gobierno del exindependiente.
Los primeros 40 días de su tercer periodo como alcalde se vieron marcados por un repunte más de violencia, con ejecuciones relacionadas con el narcomenudeo y ajustes de cuentas que sumaron más de 50 muertos.
Los datos duros de incidencia delictiva se han visto opacados por los episodios de falta de capacitación y malos resultados de los elementos, al momento de realizar las tareas de proximidad.
A través de las redes sociales se han viralizado decenas de casos de abuso policial desde el 2015, donde los elementos se han caracterizado por agredir a los ciudadanos a los que tendrían que cuidar por obligación.
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El caso más evidente de la falta de capacitación de los elementos municipales se registró en agosto del 2020, cuando un joven de poco más de 20 años fue baleado por dos elementos de la Policía Morelia.
Los elementos habían sido llamados para auxiliar a un joven que se encontraba bajo los efectos de una crisis nerviosa.
La respuesta de los elementos fue abrir fuego contra el joven con discapacidad intelectual, y en el acto se hirieron a sí mismos al no saber manipular el arma de fuego.
En 2024, el panorama no es el mejor. La primera semana de octubre fue uno de los periodos de mayores señalamientos para la Policía de Alfonso Martínez Alcázar, que ya acumulan 24 quejas por violaciones a los derechos humanos.
En pleno Centro Histórico de Morelia, una mujer policía fue desarmada por un civil. En menos de dos segundos, el civil aprovechó la distracción de la uniformada y le arrebató el arma sin ningún tipo de resistencia.
Ignorando todos los protocolos, la mujer corrió detrás del civil armado sin considerar el potencial riesgo de ser baleada al encontrarse en desventaja y que, incluso, se podía desatar un tiroteo en la zona de mayor aforo turístico de todo el estado de Michoacán.
César Erwin Sánchez Coria, titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública, lamentó la exhibición de falta de capacitación de los elementos.
Aseguró que un elemento policial desarmado revela y confirma que municipios como Morelia urgen de mayores talleres y tácticas de portación de armas para evitar que sean desarmados por civiles.