Ario de Rosales vivió una jornada de tensión tras un operativo inesperado de la Fiscalía General del Estado, que derivó en la huida de policías municipales y el abandono de armas, equipo táctico y patrullas dentro de la comandancia. La acción formó parte del cumplimiento de órdenes de aprehensión relacionadas con investigaciones por homicidio y presuntos vínculos criminales.
La intervención comenzó cuando agentes de las áreas de Mandamientos Judiciales y Homicidios llegaron al municipio para ejecutar detenciones previamente autorizadas. Los oficiales municipales, al enterarse del movimiento, dejaron instalaciones, unidades y armamento antes de escapar, lo que abrió un escenario inusual que evidenció la crisis interna en la corporación de seguridad local.
Calles aledañas, entre ellas la intersección de Vicente Guerrero y el boulevard Francisco J. Mújica, fueron cerradas mientras fuerzas federales y estatales tomaron el control del inmueble policial, impidiendo el ingreso y salida del personal. Guardia Nacional, Ejército y Policía Estatal resguardan ahora la zona, donde permanece asegurado el equipo abandonado.
El operativo se suma a antecedentes directos. El 15 de octubre, la Fiscalía ya había concentrado a toda la corporación para investigar el asesinato de una pareja ocurrido el 5 de octubre; 20 policías declararon y sus armas fueron revisadas por el Ejército. Semanas después, 18 agentes del municipio vecino Salvador Escalante fueron detenidos y trasladados a Morelia por presunta relación con el mismo caso.
La fuga reciente refuerza señalamientos públicos sobre posibles pactos entre elementos municipales y grupos de la delincuencia organizada, tema que desde hace meses circulaba en la región como versiones no confirmadas. Hoy, con el abandono de equipo oficial y el despliegue de fuerzas estatales y federales, la situación dejó de ser rumor y entró en una fase de investigación formal que mantiene en incertidumbre al municipio.