El Partido de la Revolución Democrática (PRD), una institución que surgió del grito de “fraude electoral” por las elecciones de 1988 y que se convirtió en la primera fuerza real de izquierda durante poco de dos décadas, hoy se enfrente a un solo camino: sobrevivir como achichincle del PAN y PRI.
El 5 de mayo de 2024, el PRD cumplirá 35 años de fundación. En 1989, Cárdenas Solórzano impulsó el partido luego de la elección en la que resultó ganador Carlos Salinas de Gortari, a quien se le acusó de fraude.
El llamado sol azteca brilló rápido y con fuerza, aunque el camino no fue fácil, en un momento en el que el PRI de Salinas de Gortari iniciaba una especie de romance con liderazgos del PAN, que al poco rato se conoció como PRIAN.
Hoy el PRD anda como quien asiste a su propio funeral: en el reciente sexenio perdió estados (en ninguno gobierna); perdió municipios; perdió el registro en 19 estados; perdió curules y colores; perdió credibilidad y lo que muchos analistas políticos señalan: perdió la dignidad al aliarse con sus rivales históricos, el PAN y PRI.
Hacia las elecciones del 2 de junio de 2024, el PRD va en alianza con el PRIAN, pero no va como una fuerza importante ni como una figura con voz propia ni con candidatos, sino cartera: es el partido que pone el dinero para los eventos de sus aliados.
Te puede interesar: PRD baja el tono ante PAN y PRI y aclara su permanencia en el Frente
El PRD financia las lonas, las comiditas, los salones para los eventos de los panistas y los priistas, el sonido, el papeleo para encuestas y demás elementos que son necesarios para que intente sobrevivir al menos otro año.
Según información que publica el diario Sin Embargo, en la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT) hay alrededor de 31 contratos que supera los 10 millones de pesos, siendo el PRD la institución que más recursos ha aportado.
El partido que hoy encabeza Jesús Zambrano Grijalva, según los números y la posición en la que se ha mantenido frente a sus homólogos del PAN, Marko Cortés, y del PRI, Alejandro Moreno, no es más que el pagafantas, una de tantas formas de servilismo.
No es ya una opción atractiva para el electorado, pero tiene dinero y ese está siendo su papel hoy en la alianza con los partidos que han ocupado más años el poder en el país.
Su último gobernador, Silvano Aureoles Conejo (Michoacán), quien está acusado por actos de corrupción por desfalcos a las arcas estatales, buscaba ser el candidato presidencial, pero los aliados (sino es que jefes) PAN y PRI lo sentaron en su banco verde, estandarte político del michoacano.
El PRD tiene el 3.6 % de la aprobación a nivel nacional, apenas para conservar el registro como partido político. Su objetivo: salvarse, no le queda de otra.