El 5 de febrero, el Rey Carlos III anunció que había sido diagnosticado con cáncer, revelación que surgió tras una operación por agrandamiento de próstata.

Casi tres meses han transcurrido desde entonces, durante los cuales el monarca de 75 años ha reducido considerablemente su agenda oficial para recibir tratamiento médico, del cual se ha mantenido en secreto la mayoría de los detalles.

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A pesar de su ausencia en eventos públicos y su evidente pérdida de peso, se ha informado que el Rey se encuentra en buen estado de salud. Sin embargo, recientes informes en medios como el “New York Post” han sugerido que la condición del soberano británico se estaría deteriorando rápidamente.

Según fuentes del periódico, la situación sería tan alarmante que el Palacio de Buckingham habría comenzado a prepararse para un posible funeral inminente.

Incluso se ha mencionado que los planes para el evento, conocido como “Operación Puente Menai” y que se iniciaron tras el fallecimiento de Isabel II, se estarían actualizando activamente en caso de que el desenlace fuera más cercano de lo que se ha sugerido hasta ahora.