La crisis del campo mexicano volvió a las calles. Este martes, miles de productores agrícolas protagonizaron bloqueos y marchas en distintos puntos del país para exigir precios justos, apoyos directos y un alto a las importaciones de granos que, denuncian, están asfixiando a los campesinos. Michoacán se colocó en el centro de las movilizaciones, con afectaciones severas en Morelia y en carreteras de la región Ciénega.
Desde primeras horas, agricultores marcharon en la capital michoacana desde el Obelisco hasta el Palacio de Gobierno, bloqueando tramos de la Avenida Madero. En la zona occidente, las carreteras Jiquilpan–Sahuayo y Sahuayo–La Barca quedaron cerradas, mientras que en Zamora y Jacona se reportaron interrupciones en el libramiento sur y en los accesos a la autopista México–Guadalajara. La Guardia Nacional y autoridades estatales confirmaron tránsito intermitente en distintos puntos y recomendaron rutas alternas.
Los manifestantes exigieron la intervención directa de la presidenta Claudia Sheinbaum para atender lo que califican como “la peor crisis agrícola en una década”. Reclaman un precio de garantía justo para el maíz, la prohibición de importaciones de maíz blanco y un fondo compensatorio que cubra las pérdidas derivadas del desplome de precios internacionales. En Michoacán, productores de Zamora, La Piedad y Huetamo señalaron que muchos agricultores han tenido que vender maquinaria o endeudarse para sobrevivir a la temporada.
El paro nacional también se replicó en Jalisco, donde campesinos bloquearon la caseta de Ocotlán y tramos de la autopista Guadalajara–Manzanillo. En Sinaloa, los productores cerraron la caseta de Cuatro Caminos, en Guasave, utilizando tractores para detener el paso de vehículos. En Guanajuato, Zacatecas y Chihuahua se reportaron cierres parciales en carreteras estatales y federales, mientras contingentes locales se sumaron a la demanda de precios de garantía y mayores apoyos ante el encarecimiento del diésel y los fertilizantes.
Las organizaciones agrarias insisten en que el movimiento no busca confrontación, sino soluciones de fondo a una crisis que aseguran se ha profundizado en los últimos años. En sus mantas, los manifestantes resumen el reclamo que hoy resuena desde Michoacán hasta el norte del país: “Producir ya no alcanza para vivir.”