La votación para elegir presidente de Rusia comenzó este viernes con la certeza de que el actual titular del Kremlin, Vladimir Putin, se mantendrá en el poder al menos hasta 2030.

La reforma constitucional de 2020 le permite aspirar a una reelección para seis años más, lo que ha generado críticas sobre la falta de alternativas reales en los comicios.

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A pesar de las expectativas de que Putin obtenga más del 80 % de los votos con una alta participación del electorado, la legitimidad de los resultados es cuestionada por analistas que ven en la elección una mera formalidad para consolidar el poder del mandatario ruso.

La decisión de celebrar las elecciones sin ofrecer una alternativa significativa a Putin ha sido interpretada como un intento de legitimar su política, especialmente en lo que respecta a la “operación militar especial” en Ucrania, un tema sensible para la élite gobernante.

Además, las elecciones se han visto empañadas por denuncias de irregularidades, como la posibilidad de alterar los resultados del conteo de votos en los colegios electorales y el uso de un sistema de votación electrónica opaco que ha generado preocupaciones sobre la transparencia del proceso.