El presidente de Rusia, Vladimir Putin, firmó un decreto que amplía la prohibición de venta de petróleo ruso hasta el 30 de junio de 2025.
La medida se establece en represalia contra aquellos países que imponen un tope de precio al crudo ruso, una estrategia inicialmente diseñada por Occidente en represalia por la guerra en Ucrania.
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El nuevo decreto, que entra en vigor inmediatamente, extiende la prohibición del suministro de petróleo y productos derivados a naciones tanto occidentales como extranjeras que hagan referencia a un precio máximo en sus contratos.
La restricción había sido implementada originalmente el 1 de febrero de 2023 y se preveía que concluiría el 1 de julio de ese mismo año; sin embargo, ha sido prorrogada en varias ocasiones.
La decisión también obedece a una reacción al acuerdo alcanzado en diciembre de 2022 por la Unión Europea, líderes del G7 y Australia, para establecer un límite de 60 dólares por barril para el petróleo ruso transportado por vía marítima.