El presidente de Irán, Ebrahim Raisi, falleció el domingo 19 de mayo luego del desplome de un helicóptero en la Provincia de Azerbaiyán Oriental, el accidente ocurre en un momento turbulento para la política internacional, ya que Irán se encuentra en el centro de varias crisis, entre ellas su controvertido programa nuclear y su implicación en la guerra entre Israel y Hamás.
The New York Times, recogiendo informaciones medios iraníes, reportó que Ebrahim Raisi habría muerto en una zona montañosa al noroeste del Irán.
Luego de que la información del accidente comenzara a circular, el gobierno iraní se apresuró a dar explicaciones muy concretas en un comunicado: “El ayatolá Ebrahim Raisi, presidente de la República Islámica de Irán, murió mientras servía al pueblo. El helicóptero que transportaba a Raisi, (…) debido a las condiciones meteorológicas adversas, sufrió un accidente”.
Además, debido a las teorías de sabotaje o atentado que surgieron inmediatamente, las autoridades iraníes dejaron en claro que “no hubo nada raro” en el accidente.
En el helicóptero siniestrado viajaba también el ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amir Abdollahian, a quien también se da por muerto.
Las circunstancias del accidente aún no están claras, ambos políticos regresaban a la ciudad septentrional de Tabriz tras un viaje a la frontera de Irán con Azerbaiyán para inaugurar una presa con el presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev.
Ebrahim Raisi, de 63 años, era uno de los duros del régimen. La facción más conservadora lo impulsó a la presidencia en 2021, sustituyendo al entonces presidente Hassan Rohuani, líder de los moderados.
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Raisí no dudó en aplicar la represión a toda protesta, no tenía duda alguna de que la intransigencia era la vía correcta.
“Parecía estar hecho a imagen de los ideales de la Revolución Islámica de 1979, un garante de su continuación, incluso cuando muchos estaban irritados por sus reglas ultraconservadoras”, escribió CNN sobre él.
Irán mantiene una tensa calma cotidiana mientras las autoridades se mantienen inmóviles. Algo tan simple como no llevar pañuelo en la cabeza puede ser objeto de persecución y arresto. A esto se le suman los conflictos que vive Irán a su alrededor.
Según la Constitución iraní, en caso de fallecimiento del presidente, el vicepresidente primero del país, Mohammad Mokhber, asume el cargo de presidente interino.
Tras el accidente, las autoridades iraníes tendrán que convocar elecciones presidenciales a la mayor brevedad posible.
Un cambio en el liderazgo podría suponer cambios en la forma en que el presidente gestiona las relaciones con Occidente y las potencias regionales. En Irán, la muerte de Raisí puede dar lugar a una nueva oleada de protestas y exacerbar las tensiones sociales existentes.
En resumen, una muerte inesperada y las habituales suspicacias en una zona donde todo fallecimiento de una figura pública es escrutado en busca de indicios sospechosos.
Hasta ahora, la sugerencia de que Israel estuvo directamente implicado en el misterioso accidente es una especulación. Las autoridades israelíes aún no se han pronunciado sobre el incidente. Sin embargo, la teoría ha cobrado fuerza entre los iraníes, dada la animosidad entre ambos países.