Radiografía del cruce ilegal: el ojo que desvela lo oculto en el límite México–EUA
evangelio | 9 agosto, 2025

Las imágenes captadas por escáneres de rayos X en la frontera entre México y Estados Unidos han revelado, una vez más, la magnitud y el ingenio detrás de los intentos de cruce clandestino. En las tomas, difundidas recientemente por la Patrulla Fronteriza, se observan siluetas humanas ocultas en compartimentos improvisados dentro de camiones, recostadas entre mercancía, agazapadas en huecos mínimos e incluso dentro de maletas cerradas. La crudeza de estas radiografías expone la desesperación de quienes, al margen de la ley, arriesgan su vida en busca de una oportunidad al otro lado.

En los últimos meses, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) ha intensificado el despliegue de escáneres de retrodispersión y transmisión en los principales puntos de cruce. Esta tecnología, capaz de penetrar estructuras metálicas y generar imágenes detalladas del interior de vehículos, ha permitido detectar desde cargamentos de droga hasta migrantes ocultos en dobles fondos, cajas de tráiler e incluso en el chasis. Parte del equipo ha sido instalado de forma permanente en puertos de entrada, mientras que otros sistemas móviles se utilizan para inspecciones aleatorias, incluidos trenes de carga como los que cruzan por la ruta Laredo–México, donde en abril de este año se habilitó un sistema de rayos X y monitores de radiación de alta capacidad.

El incremento en el uso de estas herramientas se enmarca en un cambio de política fronteriza impulsado por el segundo mandato de Donald Trump. Desde enero de 2025, su administración declaró un nuevo estado de emergencia en la frontera sur, reactivó el programa “Remain in Mexico” y estableció zonas de defensa nacional: franjas militarizadas donde el ingreso sin autorización conlleva detención inmediata y procesamiento penal. En abril se registraron las primeras acusaciones criminales contra migrantes hallados en estas áreas restringidas, con sanciones que incluyen multas de hasta 100 000 dólares y penas de hasta un año de prisión.

El impacto de estas medidas ha sido notable en las estadísticas. Según la propia CBP, los cruces ilegales en el suroeste de Estados Unidos cayeron un 93 % en mayo de 2025 en comparación con el mismo mes del año anterior, con solo 8 725 encuentros registrados, la cifra más baja en décadas. El Departamento de Seguridad Nacional informó en julio que las detenciones y encuentros fronterizos alcanzaron niveles mínimos históricos desde que Trump retomó la presidencia. No obstante, la reducción de flujos ha venido acompañada de un aumento en los riesgos: el cierre de canales legales como la aplicación CBP One ha empujado a miles de personas hacia rutas controladas por traficantes, donde las condiciones de traslado, como muestran las radiografías, rozan lo inhumano.

Las imágenes difundidas no solo documentan el éxito operativo de la tecnología fronteriza, sino que abren un debate más amplio sobre el equilibrio entre seguridad y derechos humanos. Mientras la frontera sur se convierte en uno de los espacios más vigilados del planeta, la realidad que exponen estos rayos X es también la de una crisis humanitaria que ninguna política de contención, por sofisticada que sea, podrá resolver sin atender las causas que empujan a miles a jugarse la vida en la oscuridad de un tráiler.

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