Autoridades migratorias de Estados Unidos ejecutaron este jueves una de las redadas más grandes en décadas en la ciudad de Los Ángeles, donde al menos 45 personas fueron arrestadas sin órdenes judiciales en siete puntos distintos.
El operativo, desplegado con agentes fuertemente armados, incluyó el uso de granadas aturdidoras, rifles de estilo militar y equipo táctico para dispersar a multitudes, según denunciaron activistas y testigos.
Los arrestos ocurrieron en espacios públicos y establecimientos comerciales como tiendas Home Depot, una sucursal del distrito de la moda y un expendio de donas, según confirmó Angélica Salas, directora ejecutiva de la organización CHIRLA.
Videos captados por testigos muestran a migrantes esposados y escoltados por oficiales del ICE hacia camionetas sin que se les leyeran sus derechos ni se mostraran órdenes judiciales.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, condenó enérgicamente la operación al calificarla como un acto de intimidación que atenta contra la seguridad y los valores de la ciudad.
“Estas tácticas siembran terror en nuestras comunidades”, declaró. Activistas que acudieron a los lugares del operativo usaron megáfonos para informar a los migrantes detenidos sobre sus derechos y para instarlos a no firmar ningún documento sin asistencia legal.
La redada coincide con el endurecimiento de la política migratoria de la administración de Donald Trump, cuyo equipo ha fijado como meta realizar al menos tres mil detenciones diarias.
En este contexto, medios como The New York Times han documentado el uso de instalaciones precarias en Yibuti, donde migrantes deportados, entre ellos un mexicano y un cubano, permanecen retenidos en condiciones sanitarias cuestionables y bajo vigilancia del ICE, pese a que un juez federal ya calificó su deportación como ilegal.