La implementación de la reducción de la jornada laboral en México se presenta como un nuevo desafío para las organizaciones del país.
Con el objetivo de conseguir un equilibrio entre vida personal y laboral, la nueva normativa obliga a las empresas a adaptarse a un tiempo de trabajo menor, lo que conlleva la necesidad de optimizar procesos y reestructurar el enfoque hacia el cumplimiento de objetivos.
Expertos en recursos humanos y productividad argumentan que la adopción de la inteligencia artificial y otras tecnologías emergentes será fundamental para facilitar el proceso de cambio.
Uno de los aspectos más destacados en ese contexto es la importancia de la analítica de datos.
De acuerdo con los especialistas, contar con información precisa será fundamental para realizar las adecuaciones necesarias; para ello, las empresas deberán identificar el tiempo que se pierde por retrabajos, errores y omisiones, así como tener en cuenta la curva de aprendizaje de nuevos empleados.
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La clave radicará en establecer no solo el porcentaje de tiempo efectivamente trabajado, sino también en valorar si ese tiempo genera resultados concretos.
Las organizaciones enfrentarán un reto al intentar esclarecer si las ocho horas laborales se utilizan de manera productiva o si existe un tiempo desperdiciado que podría ser eliminado en pro de una eficiencia mayor en un horario reducido.
En particular, la analítica de datos se volverá un aliado para que las empresas detecten áreas de oportunidad y se alineen con el nuevo esquema laboral.
En el caso de las plantas de producción, será relativamente sencillo asociar horas trabajadas con resultados concretos; sin embargo, el verdadero reto se encuentra en medir la productividad de aquellos empleados que realizan labores intangibles o que generan un valor no necesariamente relacionado con un bien físico.
Los especialistas subrayan la importancia de considerar el potencial de automatización de ciertas actividades, un aspecto clave que podría facilitar la implementación de una jornada laboral más corta sin comprometer la productividad.
La sinergia entre tecnología y un enfoque renovado hacia el trabajo podría transformar radicalmente la manera en que las organizaciones operan.