La administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está impulsando medidas para frenar el avance de China en Inteligencia Artificial (IA) impidiendo la exportación de chips estadounidenses al país asiático.
Sin embargo, expertos advierten que dichas acciones podrían ser contraproducentes para Estados Unidos, cediendo el liderazgo en la industria de microprocesadores y perjudicando a las empresas tecnológicas.
Analistas como Jack Gold y Rob Enderle coinciden en que las restricciones obligarán a China a intensificar sus esfuerzos para desarrollar sus propios chips avanzados, lo que a largo plazo podría generar una competencia aún mayor.
Las medidas ya están teniendo un impacto negativo en la industria estadounidense. Empresas como Nvidia y AMD han visto caer sus acciones y proyectan pérdidas millonarias.
Nvidia anticipa un impacto de 5 mil 500 millones de dólares en el trimestre actual, mientras que AMD estima una pérdida de 800 millones de dólares.
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Aunque ya existían regulaciones bajo la administración Biden sobre la exportación de semiconductores más sofisticados, las nuevas restricciones, particularmente sobre chips diseñados específicamente para China como el H20 de Nvidia, son consideradas un “bloqueo total” por algunos analistas.
Los críticos señalan que la estrategia de Trump de penalizar a las empresas estadounidenses obstaculiza su capacidad para invertir en investigación y desarrollo, beneficiando indirectamente a la competencia china.
Jensen Huang, CEO de Nvidia, quien ha alertado sobre el rápido crecimiento de la competencia china, reafirmó su deseo de mantener una fuerte presencia en China, un mercado que generó 17 mil millones de dólares en ventas para su compañía en 2024.
La estrategia, enmarcada en una guerra comercial con ajustes arancelarios, busca reubicar la producción industrial en Estados Unidos. Sin embargo, Gold argumenta que la construcción de nuevas fundiciones es un proceso costoso y prolongado, dejando a Estados Unidos pagando tasas mientras tanto.
Nvidia anunció la fabricación de chips para supercomputadoras de IA en Estados Unidos, aunque analistas como Jacob Bourne cuestionan la disponibilidad de suficiente mano de obra calificada en el país para llevar a cabo tales proyectos.