Una red encabezada por Iván y Ovidio Guzmán López, hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, traficaba explosivos, armas de alto calibre y cartuchos desde Estados Unidos hacia México, con la finalidad de fabricar armamento en talleres clandestinos en Sinaloa.
De acuerdo con investigaciones de la Fiscalía General de la República (FGR), algunos artefactos bélicos eran desarmados para replicar sus componentes y manufacturarlos de forma local.
La Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada (Femdo) identificó como líder de esta operación a Martín León Romero, detenido y vinculado a proceso en diciembre de 2024.
Desde 2018, Romero dirigía esta célula binacional con base en Nogales, Sonora, y Tucson, Arizona, con apoyo de ciudadanos estadounidenses que adquirían armas, cartuchos y explosivos en tiendas del sur de Estados Unidos. Las armas eran enviadas a Culiacán, Sinaloa, y entregadas a miembros del cártel, incluidos “Los Chapitos”.
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La indagatoria apunta también al boxeador Julio César Chávez Carrasco, presuntamente implicado en estas actividades ilícitas.
En noviembre de 2019, una denuncia interpuesta por un agente de ICE/HSI ante la FGR reveló la red, tras el aseguramiento de más de 97 mil cartuchos y 19 armas. El grupo incluso utilizaba tarjetas de crédito y domicilios ajenos en Estados Unidos para recibir pedidos por internet, los cuales eran recogidos por operadores del cártel.
Hasta ahora se han librado órdenes de aprehensión contra 13 personas, incluido Chávez Carrasco. Las autoridades mexicanas y estadounidenses mantienen abierta la colaboración para profundizar en la conexión entre redes de tráfico de armas y el crimen organizado en ambos lados de la frontera.
El uso de lanzagranadas M203 y granadas de 44 mm muestra el alto poder de fuego al que esta red tenía acceso.