Robert Prevost, un hombre más cerca de Latinoamérica que de Donald Trump
evangelio | 8 mayo, 2025

El cardenal estadounidense Robert Francis Prevost ha sido elegido como el nuevo papa y ha adoptado el nombre de León XIV, convirtiéndose en el primer pontífice estadounidense y en el 267 de la historia.

Reconocido por su amplia trayectoria pastoral y liderazgo en la Iglesia católica, Prevost ha sido una figura de gran relevancia en América Latina, particularmente en Perú, donde desarrolló gran parte de su ministerio misionero.

Nacido en Chicago en 1955, Prevost ingresó a la Orden de San Agustín en 1977, fue ordenado sacerdote en 1982 y obtuvo un doctorado en derecho canónico en Roma.

Durante años, trabajó como formador de aspirantes agustinos en Perú, fue obispo de Chiclayo desde 2015 y administrador apostólico del Callao en 2020.

Además, ocupó la vicepresidencia de la Conferencia Episcopal Peruana y su vínculo con la región le dio un perfil pastoral muy cercano a las comunidades latinoamericanas.

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Prevost asumió en 2023 como prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.

Desde este rol estratégico, se encargó de evaluar candidatos para el episcopado mundial, aportando una visión serena y equilibrada, cualidades por las que ha sido ampliamente valorado en los círculos vaticanos.

También se le reconoce por su liderazgo no autoritario y su compromiso con una Iglesia abierta al mundo y fiel al Evangelio.

En palabras propias, Robert Prevost se considera misionero, incluso desde sus funciones en Roma. Su vocación, ha dicho, es “proclamar el Evangelio dondequiera que uno esté”.

La elección de un papa con profunda experiencia pastoral en América Latina y sensibilidad global puede representar una oportunidad para una Iglesia más integradora y cercana a las realidades del mundo contemporáneo.

Un perfil pastoral distante de la política estadounidense

Aunque ambos comparten la nacionalidad estadounidense, el papa León XIV y el presidente Donald Trump representan visiones del mundo claramente distintas.

Mientras Trump promovió una agenda nacionalista con fuertes restricciones migratorias y un estilo confrontativo, Prevost ha centrado su misión en la justicia social, el diálogo intercultural y el acompañamiento pastoral.

Su experiencia en Perú y otros contextos de misión ha moldeado una sensibilidad orientada al servicio, la inclusión y el Evangelio vivido en comunidad.

El nuevo Pontífice, identificado por analistas como un líder sereno y no autoritario, ha desarrollado gran parte de su vida eclesial fuera de Estados Unidos, lo que lo distancia de la política partidista de su país. Aunque Trump celebró públicamente su elección como papa, no existen antecedentes de relación directa entre ambos. La trayectoria de Prevost refleja más bien un compromiso con una Iglesia global, abierta al mundo y alejada de las tensiones ideológicas internas de la política estadounidense.

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