Cada Nochebuena, el sistema de defensa aérea de Estados Unidos y Canadá dedica parte de su capacidad de monitoreo a una tarea inusual: seguir el recorrido del trineo de Santa Claus. La tradición, que hoy se presenta como un ejercicio simbólico y de comunicación pública, cumple siete décadas y tuvo su origen en un error ocurrido en 1955, en pleno contexto de la Guerra Fría.
El episodio se remonta a diciembre de ese año, cuando el Comando de Defensa Aérea Continental operaba como el principal sistema de alerta temprana ante un posible ataque soviético. Desde su centro de mando en Colorado, el organismo mantenía líneas telefónicas directas reservadas exclusivamente para emergencias estratégicas.
En ese contexto, una tienda departamental publicó un anuncio navideño invitando a los niños a llamar a Santa Claus. El número telefónico impreso contenía un error tipográfico. En lugar de conectar con el área comercial, las llamadas comenzaron a entrar directamente a una línea clasificada del centro de defensa aérea.
Quien respondió fue el coronel Harry Shoup, oficial de la Fuerza Aérea encargado del turno nocturno. Al descolgar, no recibió una alerta militar ni un informe de radar, sino la voz de un niño preguntando si Santa Claus estaba disponible. Shoup optó por no interrumpir la llamada y respondió de manera acorde, asegurando que Santa se encontraba en ruta.
Durante esa noche, se registraron más llamadas similares. Para evitar confusión interna, el personal del centro comenzó a informar de manera informal que los radares “habían detectado” a Santa Claus aproximándose desde el Polo Norte. El episodio quedó registrado como una anécdota interna del comando.
Un año después, la historia fue retomada de forma deliberada. El Comando decidió emitir un comunicado informal dirigido a medios locales, indicando que sus sistemas de radar estaban siguiendo el avance del trineo de Santa Claus. A partir de entonces, el gesto se repitió cada diciembre.
En 1958, el CONAD fue sustituido por el NORAD, un mando binacional entre Estados Unidos y Canadá responsable de la vigilancia aeroespacial del continente. La tradición fue absorbida por la nueva estructura y continuó bajo su responsabilidad.
Con el paso de los años, el rastreo simbólico se formalizó como un ejercicio de divulgación pública. NORAD habilitó líneas telefónicas, páginas web y posteriormente transmisiones digitales para informar sobre el supuesto recorrido de Santa Claus alrededor del mundo. En la actualidad, el evento involucra a cientos de voluntarios y personal civil que atienden consultas del público durante la noche del 24 de diciembre.
Las autoridades militares han sido claras en señalar que se trata exclusivamente de una actividad simbólica. No implica desvío de operaciones estratégicas ni uso prioritario de sistemas de defensa. El seguimiento se realiza con fines educativos y de acercamiento institucional, utilizando simulaciones basadas en datos públicos.
Setenta años después, la tradición persiste como una anomalía histórica dentro de uno de los sistemas militares más sofisticados del mundo. Lo que comenzó como un error tipográfico en una campaña navideña terminó convirtiéndose en una de las pocas ocasiones en que la lógica de la defensa aérea se permitió, por una noche, seguir una historia distinta.